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No te martirices por eso. Estabas ofuscada por culpa de la guerra. Casi todos en Bastión Hueco lo estaban, y los Maestros tampoco se salvaban. Ni siquiera podían ver a través del odio y la rabia que los cegaba por lo que ocurrió en la Red… O lo que no ocurrió, más bien. —Saeko, que había estado escuchando con atención sintió una punzada de culpabilidad por dentro. No podía sentir más vergüenza por haberse dejado engañar de aquella forma, no solo ella, sino todo su bando y sus maestros, actuando como marionetas de Chihiro. Recordarlo la ponía enferma.—.
La farsa se habrá desvelado y la guerra acabado, pero el hecho de que se nos ha ordenado quitar vidas ajenas, a personas que ni conocía y que solo tenían un punto de vista distinto, sigue ahí.El punto de Nikolai lo comprendía, matar gente que no conocía por una Orden en la que acababa de ingresar, pero ella sí conocía muchas de esas personas que debía asesinar, como Nadhia, como Light, como Maya o como Hana. A continuación le comentó sus dudas a Nikolai, sobre si entregarle el libro a Zephyr a Tierra de Partida había sido lo correcto o no, porque aquello sí era algo que perjudicaba en gran parte a Bastión Hueco. Comprendía que sus antiguos maestros no quisieran ni verla.
No había estado preparada para tener una responsabilidad tan grande en sus manos, pero seguía sintiendo que pertenecía al Bastión, claro, había aprendido todo lo que sabía allí y había sido su hogar durante años.
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Saeko, escucha: lo hecho, hecho está. Hicimos la elección que hicimos porque ninguno de los dos estaba conforme con su modo de pensar. Pero yo también sé que ninguno de ellos eran monstruos. No obstante, tomaron medidas que me eran impensables llevar a cabo. No tiene sentido alguno que permanezca con quienes no creo en sus principios y en su modo de llevar acabo las…Estaba tan centrada reflexionando sobre lo que decía el aprendiz que fue inevitable pegar un respingo cuando escuchó el pitido que la aclamaba a ella y a su compañero en el campo de Frutibol. Desvió la vista hacia el lugar, con el bullicio de fondo, mientras Nikolai terminaba su reflexión.
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Mira, olvidemos todo este asunto de momento. No nos va a ayudar en nada darle más vueltas. —Frunció el ceño con preocupación por un momento al percibir su amarga sonrisa—.
Además, tenemos cosas más importantes por las que preocuparnos, como un partido que hay que ganar.Asintió con la cabeza.
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Sí, tienes razón —Se levantó del asiento, dejó la bebida a un lado y se aseguró de que su bolsa quedaba bien cerrada—
. Hay un partido que ganar. —Se esforzó en sonreír con optimismo, si Nikolai no tenía fuerzas, ella se las daría.
Al entrar en el campo Saeko, con la vista en alto, se percató de que en el asiento del árbitro había esta vez alguien diferente: el dúo de ardillas de la ronda anterior. Al principio pensó que estaban organizando algo nuevo, pero no tardó en comprender que serían los árbitros de esa última ronda.
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¡Somos Chip y Chop! ¡Y estamos orgullosos de arbitrar la final de la Frutibol Cup!La final... El viento meció su melena cuando se viró a mirar a Nikolai, intrigada por ver su expresión. Luego invocó su Llave Espada, como si ya formara parte de su extremidad.
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¡Que aparezcan los finalistas! ¡En primer lugar, el dúo de humanos que ha sido la revelación sorpresa, Saeko & Nikolai!Se seguía sintiendo extraña por dentro cuando la llamaban "humana", al igual que cuando visitaba la nave de la Federación.
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¡Y ahora, el orgullo de Ciudad Disney, las inigualables...!—
¡... Damas Disney!Saeko abrió los ojos como platos al ver quiénes entraban a toda prisa por el campo: la mismísima reina Minnie y otra dama que no parecía tener nada que envidiarle a la primera.
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¡Que gane el mejor! La gente aplaudió, los árbitros pitaron y el partido dio comienzo. Saeko se puso en guardia, queriendo esta vez mantenerse a la ofensiva, a la vez que Nikolai permanecía atrás defendiendo, al menos esa era su idea, no iba a tener problema si el chico quería cambiar posiciones, o mantenerse delante también.
Pero las Damas Disney se trataban del orgullo de la ciudad entera, y claro, contaban con el balón nada más empezar, o fruta más concretamente. La reina agarró el melocotón con dificultad, murmuró algo con su compañera a lo que Saeko no hizo caso, avanzó unos pasos intentando no caerse al suelo y... bueno, el balón no llegó muy lejos. Apenas contaba con potencia, superaba la red sin problemas a una velocidad de tortuga —al menos para sus reflejos—, y ella estuvo dispuesta a saltar y contraatacar con su Llavero cuando Nikolai la detuvo.
Saeko, que había estado a nada de saltar, relajó de nuevo sus músculos mientras la fruta caía sin pena ni gloria a su lado, escuchando lo que tuviese que decirle. De fondo la reina parecía divertirse y los árbitros pitaron con el silbato. Les iba a tocar a ellos atacar ahora pero...
¿Qué era tan importante como para que Nikolai la quisiese detener?