por Soul Artist » Dom Jul 18, 2010 5:00 pm
La pistola temblaba, como señal de la gran batalla interior que estaba teniendo Inahf en su angustiada mente.
Parte de ella deseaba disparar a aquel cabrón, que acababa de asesinar a Gambit. Realmente, no había ningún motivo aparte de ése para hacerlo. Pero sus instintos le gritaban, le suplicaban que le matara y que lo alejara lo máximo posible. Le pedían que acabara con Efialtes.
Por otra parte, no tenía reales motivos para matarlo. Y ella no era una asesina, ¿o tal vez sí? No lo era antes… Y a partir de aquel momento podía pasar a serlo. Era su única oportunidad para sobrevivir y ganar.
“Las muertes de todos no han podido ser en vano”, le susurraba su mitad deseosa de bañarse con la sangre de Efialtes. “Si te rindes ahora, todo habrá sido un error.”
Inahf cerró los ojos y recordó todo lo importante durante aquel Game.
-¿Lo has matado? –preguntó Inahf nueve días antes, observando con enfado a Mike. Acababa de disparar a Comando en el hombro, mientras Axel no participaba en la discusión.
Mike suspiró.
-¿Qué más da? Es un Traitor –contestó, sin darle importancia.
-Más que eso, diría que es un Killer –señaló Axel, aunque con algo más de pesar.
-¿Existe alguna diferencia? ¡Intentan matarnos! Creo que es motivo suficiente para pegarles un tiro o dos.
Inahf no sabía bien cómo reaccionar. Aquello no estaba bien.
-¿Qué diferencia existe entonces entre ellos y nosotros? –preguntó, casi histérica.
-¡Que nosotros somos los buenos!
-Parad… -pidió Axel, pero Inahf le ignoró.
-¡Si matamos también a gente, nada nos diferencia de ellos! Perdemos todo… ¡Nuestra humanidad! ¿Y qué más da ganar si perdemos eso?
-¡La diferencia es que ganamos un premio a nuestra elección! –opinó Mike- ¡A ti puede no importarte, pero algunos de nosotros nos lo jugamos todo aquí!
-Dejadlo ya… -susurró el mayor nuevamente.
-¿¡Matar gente es el precio de un sucio premio!? –preguntó Inahf- ¡Eres un…!
-¡Dilo, venga! –animó el chico- ¿Soy un qué? ¡Un héroe! ¡He salvado tu bonito trasero! ¡Deberías estar halagándome! O… ¡O algo mejor!
“Y él fue un héroe para ti”, susurró su instinto asesino. “¿Ahora entiendes su filosofía? Disparó para salvarte, porque a veces las armas están para eso, para salvarnos.”
Por los ojos de Inahf se asomaron nuevas lágrimas.
“Las armas nunca me han protegido. Sólo han causado perdición, a mí y a todos los Players.”
“¿De veras? ¿No lo recuerdas?”
La puerta de la fábrica abandonada, dos días antes, se abría poco a poco, dejando entrar la luz de los primeros rayos del día. Uno en concreto cegó a Neipol: el que reflejaba la máscara de Samurái, que aún esperaba en el exterior del edificio mirando la katana que yacía clavada en el suelo.
-Empezaba a aburrirme -reía el Killer, sacando la punta de su espada de la tierra-. Pero bueno… ¡Hora de la carnicería!
-No tan rápido –una segunda voz paró a Samurái.
-Vaya, vaya… -miró hacia atrás con sorpresa fingida.
Comando apuntaba a Samurái directamente a la cabeza.
-Corred. ¡Corred, he dicho! –gritó el portador de las armas de fuego.
Los Players aprovecharon la oportunidad que se les brindaba para salir corriendo hacia el Big Building. Todos habían huido. Todos, excepto Inahf, que se quedó petrificada al ver el Comando defendiendo a los Players.
-¡Y tú también! ¡Lárgate antes de que sea demasiado tarde!
-Pero… Pero… - la chica no podía articular dos palabras seguidas.
-¡Hazlo! ¡Huye ya!
-No… No…
-Niña –interrumpió Samurái - ¿No te han enseñado a hacerle caso a tus mayores?
Aunque el cerebro no le respondiera, Inahf comenzó a correr sin rumbo fijo, lejos de aquel festival carente de cordura.
“Tu padre te protegió con el mismo arma que tú rechazaste. Tu padre te salvó utilizando la metralleta que le entregaron para matar… No mató con ella, te protegió. Las armas matan y también protegen. Y ahora, por tu vida… Debes protegerte.”
Inahf volvió en sí y observó a Efialtes, por primera vez, con ira. Seguía con los brazos abiertos, esperando que le disparara, como un abrazo. Apretó los dientes con fuerza y apretó ligeramente el gatillo.
Pero la batalla interior volvió con nuevos recuerdos.
-No puedo ayudarte si me sigues mintiendo así –le señaló Axel tres días antes.
-Lo siento –se disculpó Inahf-. Es que… No estoy de humor para hablar.
-Pues cuando lo estés, te escucharé. Sea cuando sea.
Inahf levantó la cabeza hacia Axel con una pequeña sonrisa y una lágrima en los ojos. Axel contestó con otra sonrisa.
-Gracias –susurró Inahf.
Se quedaron fijamente mirándose a los ojos durante unos segundos. Axel e Inahf notaron algo que no habían notado tanto antes. Algo que se encontraba en aquellos ojos, algo que mostraba lo que sentían. No necesitaban palabras. No necesitaban gestos. Sus caras comenzaron a acercarse lentamente, deseosos el uno del otro.
Inahf no comprendió aquel recuerdo. Simplemente, siguió observando a Efialtes con ira y apretando ligeramente el gatillo.
Pero los recuerdos no cesaban.
La ráfaga de disparos atravesó el cuerpo del chico, pero no le importó. Le tenía donde quería. Su mano izquierda envolvía con fuerza el cuello de su enemigo. Clavó las uñas con fuerza para tirar del anclaje del chip, antes de desplomarse sobre el suelo.
Comando también cayó. Al arrancar el chip, unas pequeñas jeringuillas inyectaron en el Killer un letal veneno, haciendo descender velozmente sus pulsaciones, sin permitirle dedicar unas últimas palabras a su hija.
-¡No! –gritó la chica, entre lágrimas- ¡Han muerto los dos!
-Vaya… -dijo Axel con un ligero hilo de voz- ¿Ya me das por muerto? –tosió.
-¡Axel! ¡Estás vivo!
-No por mucho tiempo, nena… -susurró.
Inahf no pudo responder. La impotencia le paralizaba las cuerdas vocales.
- No gastes saliva. No la merezco.
Axel cerró los ojos, alegre porque Inahf fuera lo último que viera. Su corazón, aunque arrítmicamente, aún latía. La chica le abrazó con dulzura, haciendo que su inevitable final fuese lo más feliz posible para él.
Al fin y al cabo, murió por ella. Murió por salvar a alguien a quien había hecho tanto daño. Murió por salvar a alguien a quien quería. Murió por salvar a alguien que, a pesar de todo, le quería.
La imagen de Axel se apareció ante ella, bloqueando su vista de Efialtes. Simplemente le sonrió, cosa que ella no fue capaz de devolverle.
“Decidas lo que decidas, no nos olvides”, le pidió el fantasma. “No dejes de ser quien eres.”
Inahf no pudo evitar sonreír con aquello. La imagen desapareció, se volatilizó, volviendo a dejar que se concentrara en su objetivo, inmóvil, pasivo.
-Voy a comenzar una cuenta atrás –anunció Efialtes-. Cinco.
Inahf tragó saliva. Aquello le había pillado por sorpresa. Todo el tiempo de aquellos diez días pasaron ante sus ojos; todo.
-Cuatro.
Todo había sido sobresaltos de un juego al que no debería haber aceptado unirse. Un juego de pesadilla, horrible…
-Tres.
Ahora, todos estaban muertos a su alrededor.
-Dos.
E Inahf no podía permitir que sus muertes fueran en vano.
-Uno.
Ya había tomado su decisión. Apuntó con el arma y su corazón se aceleró.
-Cero.
El tiempo se había acabado. Con él, el Game completo. Y ya era tarde para cambiar su decisión.
Inahf apartó el arma del punto de mira de Efialtes y la bajó hacia el suelo.
-He decidido –anunció- no disparar.
Loas ojos de Efialtes, tras la máscara, se mostraron decepcionados. Caminó hacia ella con algo de pesadez, habiendo deseado con todas sus fuerzas que no hubiese elegido aquello.
-Un acto inútil y decepcionante por tu parte, Inahf –se lastimó el demonio-. Las muertes de los Players no habrán servido para nada por tu terror a las armas.
-No, te equivocas.
Efialtes tomó el arma y observó a los ojos a la chica.
-He descubierto durante este Game que las armas son un problema. Si alguien tiene una, puede matar a otro. Esto lleva a un efecto virus que obliga a muchos a tener una, para “defenderse”. Pero…
>> La defensa personal, la auténtica defensa, no consiste en disparar a alguien antes que el otro, como tú has intentado engañarme ahora. Consiste en luchar, en no rendirte y no dejar tus propios principios. Con un arma puedes disparar a otra persona. Pero mi arma no es esta pistola. Mi arma es la defensa.
>> En la guerra, ¿quiénes curaban y cuidaban a los atacantes? Mi padre y yo, de un lado para otro. Creo que no lo comprendí completamente hasta este Game. Nosotros no debemos disparar, debemos defender. A los heridos, a los débiles o fuertes, a todo aquel que lo necesite porque se ha golpeado a sí mismo al atacar…
Efialtes observó asombrado a la chica. Ésta observó con decisión los ojos del demonio.
-Por eso, las muertes de los Players antes que yo no han sido en vano, ni nunca lo serán. No mientras haya gente como yo que vayamos a defender y luchar por lo que queremos. No mientras haya… Ganadores.
Efialtes se quedó mudo ante aquellas palabras. Tras unos segundos de silencio, se vio obligado a aplaudirla con el arma en la mano izquierda todavía.
-Enhorabuena, ganadora. Has evolucionado de manera positiva. Sólo vi a un Player antes que tú hacerlo. Eres, indiscutiblemente… La vencedora de este Game.
Apuntó con el arma a la cabeza de la Player.
-Y por eso me duele tener que hacer esto. Gente como tú merece más, pero está claro. O me matas, o te mato.
Inahf cerró los ojos con tranquilidad. Daba igual.
-Adiós, ganadora.
Efialtes disparó, dando por finalizado el Game.
Venom se levantó del suelo sin apartar la vista de Noche y Día. Sus creaciones, aunque muertas, seguían guardando su gran belleza y esplendor, como años atrás, cuando apenas eran unas niñas.
-¿No son preciosas? –preguntó para sí mismo, aunque sabía que alguien más estaba allí, detrás suya- Mis primeros experimentos de Sueño… En aquel entonces todavía no era lo que soy ahora. Un capullo de rojo…
La figura detrás de él no dijo nada. Venom simplemente bajó la cabeza.
-El Game ha terminado. Y me he dado cuenta de que yo no soy el ganador.
-Efialtes ha sido liberado de tu prisión mental por Sopho –señaló la figura. Venom negó con la cabeza.
-Te equivocas. Nunca estuvo preso por el chip. Siempre fue libre.
Efialtes se vio tirado en el suelo.
Acababa de disparar en dirección a Inahf, pero ésta no había recibido dicho disparo. Y delante de él, se encontraba su atacante; un fantasma.
Gambit le observaba con furia e ira.
-No es posible –susurró Efialtes-. Estás muerto.
Pero entonces lo vio. Justo, allí donde había disparado, había un colgante que reconoció.
-¿De dónde has sacado eso?
Gambit levantó a Efialtes agarrándolo por el cuello. Le observó con auténtica furia.
-Es lo que me ha dado fuerzas para continuar.
-Creía tener el control de Efialtes hasta hace unas horas –explicó Venom-. Cuando lo supe, era demasiado tarde. También supuse que tú estarías por aquí.
Venom se giró un poco hacia el intruso, todavía sin mirarlo.
-Ya no podía detener a Efialtes. Ni tampoco podía hacer algún movimiento en falso que le alarmara. Así que simplemente, he tenido que obligar a la única persona que me importaba que se fuera.
-Tu hermano.
-Así es.
-Por tu culpa, por la de Samurái… Ella murió –la ira de Gambit se iba acumulando en su brazo, cada vez con más presión en el cuello de Efialtes-. Este Game ha desatado cosas horribles. Tal vez yo sea otra.
El demonio se agarró en el brazo de Gambit, intentando soltarse. El joven lo empujó hasta la cornisa del edificio, donde dejó atontado al demonio unos segundos que aprovechó para volver a levantarlo en el aire por el cuello y dejando sus pies bajo la nada, a noventa y siete pisos de altura.
-Debes pagarlo.
-Alejar a los que me importaban de la isla fue el primer paso –explicó Venom-. Estaba cerca de hacer algo grande, muy grande. Si salía mal y todos morían… No podía permitirme sufrir ese error por segunda vez. Pero cuando supe que Efialtes estaba libre… Isaac no podía correr este peligro. ¿Acaso no estás de acuerdo conmigo? Tú también tienes un hermano por el que harías cualquier cosa.
La figura miró a otro lado, incómoda.
-Gambit, no lo hagas –le pidió Inahf. Las lágrimas se asomaban por sus ojos.
-Ella me ha salvado de ti, monstruo –aseguró, señalándose el pecho-. Tú no mereces ninguna oportunidad.
Efialtes seguía intentando liberarse de su apresor, pero Gambit le agarraba con fuerza y una gran ira.
Inahf lo escuchó entonces. Las astas de un helicóptero acercándose. Observó al horizonte y vio uno dirigiéndose hacia allí.
Estaban salvados.
-Y todavía me asombra lo que has sido capaz de hacerle a la chica –señaló Venom.
La figura se acercó al depósito de cadáveres y volvió a mirar una vez más, como dos días antes.
Allí se encontraba una Player, de nombre Nykai, la cual su salvador había atrapado y le había dado claras órdenes de meterla allí, inyectándole algo llamado “Pesadilla”. Observó que sus ojos habían pasado ahora a un color verde, clavándose en él. El proceso que le había indicado su salvado se cumpliría en breve.
-Jamás te vi capaz de hacer cosas así… Neipol.
Neipol observó con furia a Venom, que se había girado finalmente hacia él.
El helicóptero aterrizó, pero no detuvo las astas. Rápidamente Inahf saltó a su interior, decidida a largarse de allí. Detrás de ella entró Gambit, furioso consigo mismo. El piloto se giró hacia ellos.
-¿Sólo quedáis vosotros? –preguntó. Su mirada se clavó en Puppet, que estaba quieta allí, en mitad de la nada, sin hacer nada.
-Sí –contestó Inahf. Gambit seguía observando fijamente la pista de aterrizaje mientras se elevaban en el aire-. Gracias por venir, ah…
-Llámame Triple Siete –contestó el joven-. Tenía que hacerlo. Es… Personal.
Triple Siete observó la pista de aterrizaje en el aire. Allí, levantándose del suelo, se encontraba Efialtes. Gambit lo observó con ira. Le había dejado vivir.
-Eh –le dijo Inahf-. Has hecho bien. Te hubieses rebajado a su completo nivel.
Entonces, Gambit vio un papel cerca de él, tirado y espachurrado. Lo aplanó y vio que se trataba de una carta dirigida al ganador del Game. No pudo evitar abrirla.
-Creí que eras débil, sin el valor suficiente para hacer lo que hay que hacer –explicó Venom-. Creía que eras el Traitor más inútil… Hasta que me contaste lo de Madmahon. Y entonces, no supe si reír o llorar. Ganar a Mad en uno de sus juegos te convertía en alguien más peligroso. Tenía que eliminarte.
-No sé de qué me hablas –señaló Neipol.
-No tienes memoria. No recuerdas nada antes de despertar en el comedor, ¿verdad? Estás desorientado…
-No lo estoy. Alguien me ayudó.
Venom se sorprendió ante aquellas palabras.
-¿Qué?
-Alguien en nombre de Madmahon me ayudó para traicionarte. Y tengo órdenes claras hacia ti.
Efialtes llamó a Puppet a su lado, y ésta se acercó. Gambit terminó la carta y observó con miedo y odio al demonio, desde lo alto. Éste sólo pudo contestar mirando al cielo y quitándose la máscara.
-¿Un traidor? –preguntó Venom- ¿Creator?
-No –contestó Neipol.
Sacó una jeringa de su bolsillo y agarró a Venom por la cara, apuntando a su cuello.
-Una traición más cercana.
-¿Qué pasa? –preguntó Inahf. Triple Siete también observaba a Efialtes, aunque para él su rostro no fuera ninguna sorpresa. Gambit sólo pudo contestar ofreciendo a su compañera la carta.
Era una confesión de Efialtes diciendo que todo el Game había sido una estafa. Que el auténtico Game había sido entre él y Sponsor, y que, finalmente, Efialtes había ganado.
Neipol clavó la jeringa en el cuello de Venom y lo empujó hacia atrás. Éste simplemente se dejó caer, aturdido y confuso. Sabía bien lo que le había inyectado, y sus consecuencias. Sueño.
-¿Por qué él no quiere matarme? –preguntó.
-Porque esto es lo justo. Has convertido a todos los infectados en tus muñecos, y ahora tú serás su muñeco personal, aunque seas un muñeco inmóvil e inútil.
Inahf terminó la carta dejándola caer. La firma le había dejado completamente sorprendida. Se apresuró a mirar a Efialtes y lo confirmó. Éste se había sacado un sombrero entre sus ropas y se lo había puesto.
-Así que le ayudarás, Neipol… -murmuró Venom, arrastrándose por el suelo. El hombre le agarró y levantó para dejarlo sobre una silla de ruedas que reconoció como la de Creator. Todo se oscurecía a su alrededor desaparecía- Tú… Neipol…
-Mi nombre ya no es Neipol, aunque antes lo fuera.
La carta al final decía, claramente:
“Siento haberos engañado así. Pero vosotros eráis importantes en este Game también. Y yo no podía perder. ¿Sabéis por qué?
Porque yo no existo para el juego.
El juego existe para mí.
Firmado…”
-Mi nombre ahora es Lovepain.
Y con aquellas palabras, el mundo de Venom se desvaneció por completo.
“… Madmahon”
-Vámonos –señaló Triple Siete, pilotando el helicóptero y apartando la vista de Efialtes, que sonreía con fuerza hacia ellos.
Gambit sólo pudo apretar el puño. Todo había sido un maldito juego de aquel chalado. Un juego…
Un juego sin ganador entre los jugadores, sólo entre sus creadores.
El helicóptero se alejó. Efialtes no dejó su sonrisa y se acercó a Puppet, inmóvil todavía.
-Tranquila –le susurró-. Te liberaré de tu prisión. Vamos adentro.
Los dos entraron en el Big Building de nuevo. Madmahon observó al horizonte, con el helicóptero alejándose, y sus ojos verdes brillaron por completo. Se alejaban.
Ahora, todo lo que había ansiado, deseado durante tanto tiempo… Todo el Big Building, todo Game City, toda Goddess Island… Todo…
… Era suyo.
Lovepain apareció al poco de bajar las escaleras. Sonrió hacia él.
-Cuánto tiempo, viejo amigo.
Lovepain hizo una reverencia.
-¿Y qué viene ahora, maestro? –le preguntó a Efialtes. Éste le sonrió.
-Poner en marcha los auténticos planes. Y para empezar, hay que crear algo más grande, ampliar nuestra… Organización.
Efialtes sacó una insignia de entre su ropa, una que ya había visto Lovepain. Un corazón con una luna menguante debajo, apuntando hacia arriba.
-Hay que crear Daimon.
Madmahon entró en el despacho de Amadeus Box Junior. Se sentó en su asiento y observó el helicóptero todavía alejándose. Sonrió hacia ellos, sabiendo que no había acabado. No, sólo había comenzado.
-Volveremos a vernos, amigos.
Y con aquellas palabras, la sonrisa de Mad y seis ojos verdes en completo en aquel despacho, el helicóptero desapareció por completo de los terrenos de la isla, a partir de aquel momento la isla de Efialtes y sus Daimon.
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... Y se acabó.
Queda el epílogo, que si bien no suceden muchas cosas importantes, explica ciertas dudas que surgen en este capítulo final; lo veréis en breve, aunque no aseguro cuándo. Aparte de decir que al final me voy a dar unas pequeñas vacaciones antes de lanzarme sobre Sangre y Poder, la "secuela" de esta historia, me toca el momento emotivo.
En Septiembre comencé esto y ahora lo he... Acabado. Y Dios, sí que han sucedido cosas por el camino. Dos ordenadores estropeados, vacaciones en las que no podía publicar, bloqueo narrativo... Por eso, y para comenzar, agradecer muchísimo la ayuda a Death y Habimaru, que escribieron cuando yo no pude en absoluto por lo que fuera. Gracias de veras.
Y también a Axelpower, por escribir un par de capítulos como invitado. No nos olvidemos de él.
Pero sobre todo, gracias a los lectores.
A los lectores que comentáis, que contribuisteis o no en las fichas, los que no comentáis, los que ni siquiera sé que lo leéis y aun así lo hacéis, los que incluso se molestaron en leer dos líneas y decir "menuda mierda". Gracias desde el corazón.
Ahora, queda publicarlo... ¡Menuda odisea! Antes quiero reescribir escenas, cambiar los nombres, añadir otras escenas (esa Round 0...) y otras tantas cosas. ¡Pero merecerá la pena!
Así que gracias a todos vosotros. Gracias a vosotros...
PLAYERS.