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Re: Psique // Capítulo 5 en línea

Notapor Zee » Lun Jun 14, 2010 8:06 am

Capítulo 6:

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Capítulo 6 - Un día libre con lluvia, combate y tarros de mayonesa

Mike examinó el tablero con atención, al igual que las tarjetas que reposaban a un lado suyo, muy cerca del borde de la mesa de cristal.

Las circunstancias les habían llevado a meterse a un callejón sin salida. Felix sí que se la había puesto difícil.

Michael Jonhson contempló a sus contrincantes: Felix Flynn, quien acababa de terminar su turno, uno de los chicos nuevos en la academia y que se había unido al club hacía una semana, era ahora su mayor preocupación.

Luego dirigió su vista hacia su compañero, James Reynolds, hijo del director de la escuela, estudiante de undécimo grado y miembro del PP desde hacía seis años. Era éste quien ahora era pareja de Mike, y quien menos empeño ponía en el juego.

Finalmente, miró a Vince Miller, la pareja de Felix. Como jugador estrella de fútbol, Vince poseía una altura y complexión arriba de la media. Tenía un cabello de color marrón, bastante corto, casi a lo militar, y sus pequeños pero vivaces ojos de color negro no apartaban la vista de Mike.

—Me tienen, James... —murmuró el chico, mirando el tablero por el última vez.

Ya que había comenzado a llover afuera, el PP decidió quedarse en el dormitorio. Mientras Ethan ayudaba a su hermana pequeña, Samantha, comúnmente llamada Sammy, a controlar su Psique, el cuarteto de muchachos disfrutaba un juego de mesa en la recepción del dormitorio.

Tras una pequeña discusión, debido a que no sabían qué juego elegir, Ethan les prestó uno de su habitación. El juego consistía en formular teorías para descubrir al culpable de un asesinato, en una mansión completamente cerrada. Un bando, formado por dos personas, se encargaba de crear las circunstancias del siniestro, además de decidir al culpable y a las víctimas (la cantidad de éstas últimas se decidía mediante un dado). Esto por supuesto, no se le revelaba al otro bando, que hacía lo posible para descubrir al asesino, formulando teorías y destrozando las coartadas de los personajes, ayudándose con tarjetas que les otorgaban ciertos privilegios de vez en cuando.

—En ese caso, es mi turno. —expresó James, tomando una de las tarjetas del bando investigador—. “Teoría y verdad”. —leyó el muchacho, mostrando su carta. Dicha carta les concedía la oportunidad de formular una teoría, y obligar al equipo contrario a decidir si era falsa o no. En caso de que estuviese equivocada, el bando asesino debía de destacar los puntos en los que fallaba. Lo bueno de dicha tarjeta es que la teoría no tenía limitaciones, podía ir desde investigar cómo fue cerrada una puerta, hasta intentar adivinar el nombre del asesino.

—Guárdala. —pidió Mike, viendo que necesitaban más datos.

Vince y Felix habían elegido asesinar a la víctima en un cuarto cerrado. Esto quería decir que las puertas y ventanas habían sido cerradas por dentro, con la llave dentro de la misma habitación. Sin embargo, los dados habían estado de la suerte del bando asesino, que decidió crear una masiva habitación cerrada con seis víctimas. Esto quería decir que en la primer primer pieza estaba la llave de la segunda, y en ésta la de la tercera. El ciclo se repetía hasta llegar a la sexta habitación, que tenía la llave de la primera.

—Entonces... Es mi turno. —manifestó Vince, tomando una tarjeta para el bando del asesino—.

—Oh, mirad... “Una hora menos”. Eso quiere decir que estáis más cerca de perder. —expresó Felix.

Para hacer el juego un poco más divertido, el bando investigador se veía presionado por un reloj de veinticinco turnos. Si dichos turnos pasaban y el equipo era incapaz de resolver el misterio, la imaginaria policía les arrestaría a todos. Pero, debido a que estaban muy aburridos, los muchachos decidieron tornar su juego en algo más difícil y competitivo al reducir el número de turnos a quince.

—Eso os deja con... dos turnos, oh. —se burló Felix.Vince añadió:

—Ninguna otra acción.

—Y ahora yo. —dijo Mike, imitando a sus compañeros y tomando una tarjeta. El delgado trozo de cartulina leía “Dato extra”, y mostraba una huella digital de sangre en una esquina.

—Venga, haz lo tuyo. —sonrió James, mientras le daba la tarjeta de “Teoría y Verdad” a Mike.

—¡Bien! Entonces, Vince y Felix, estáis obligados a decirnos un dato que desconozcamos del asesinato.

Felix y Vince murmuraron algo, intentando que James y Mike no les oyeran. Tras asentir con la cabeza, Vince volvió a mirar a sus oponentes y dijo:

—El culpable tenía la llave para una de las habitaciones.

—¿Un duplicado? —inquirió Mike, a sabiendas de que no iban a responderle—. Bien, entonces... ¡Combo! ¡”Teoría y verdad”!

—¿Hago yo los honores? —preguntó James.

—Por supuesto. Incluye el duplicado en la teoría.

James negó con la cabeza, recibiendo una queja por ello. Sin embargo, miró a sus contrincantes y comenzó:

—¿No es obvio? El culpable es una de las víctimas.

Felix y Vince se quedaron quietos como estatuas ante la declaración del chico. Sin embargo, éste aún no había formulado su teoría, por lo que no dijeron absolutamente nada.

—El culpable tenía la llave de una de las habitaciones, sí... Pero eso implica que no tuviese las otras. En la quinta habitación, por decir alguna, asesinó a una de las víctimas y dejó la llave de la sexta, que aún estaba abierta. Cerró el cuarto con su llave y repitió el proceso con la habitación número cuatro, dejando la llave de la quinta pieza esta vez. Hizo lo mismo hasta llegar a la primera habitación, donde dejó la sexta llave. Finalmente, fue al sexto cuarto, llevándose la primera llave consigo. Cerró las puertas y ventanas desde adentro, y después se suicidó.

Felix tragó saliva. Contempló a James y manifestó:

—Correcto.

Mike dejó salir un grito de victoria.

—Para tu tren, Johson. —Mike se quejó—. Aún no hemos dicho al culpable...

—¿No es obvio ya? —dijo Vince, cabizbajo.

—Sí. Para que el culpable haya tenido todas las llaves, tuvo haberlas robado. Sin embargo, sabemos por el dato dado por Vince hace varios turnos que ningún personaje cometió un robo.

—¿Entonces...? —inquirió Mike, cada vez más emocionado.

—¡El culpable es... nada más y nada menos que...! —James golpeó la mesa con las manos (moviendo un poco el tablero y tarjetas, cabe decir), se puso súbitamente de pie y señaló a sus oponentes con el dedo índice.

—¡Dilo ya, coño! —pidió Mike.

—¡El mayordomo Abraham, el único sirviente involucrado! Siendo un sirviente, no cometió ningún robo al tomar todas las llaves, ¿no es así? ¿¡Es él el verdadero culpable!?

Un ambiente lleno de suspenso se apoderó de la recepción. Nadie articuló palaba, ni siquiera un leve sonido se pudo escuchar. James bajó el brazo y tomó asiento, esperando la respuesta.

—Sí... —susurró Felix.

Mike se levantó del sillón de un salto, dejó salir un grito de victoria y lanzó el tablero por los aires. Empezó a hacer lo que parecía un baile, mientras canturreaba “Derrotados, derrotados, derrotados”.

—¡Arriba esos cinco, James! — exclamó, mostrándole la palma de su mano. Sin embargo, el nombrado volvió a su serena e indiferente actitud y tomó asiento de nuevo.

—Vaya que te has inspirado, James. —comentó Felix, mientras se ponía a gatas para recoger las tarjetas arrojadas por Mike.

—Te ha entrado el sentimiento, ¿eh? —coincidió Vince, sonriente.

James sólo se acomodó el flequillo, se recargó en el sofá y cerró los ojos (o por lo menos el que era visible) en actitud apática. No dijo palabra alguna, ni tampoco hizo algún gesto que pudiera interpretarse como una respuesta.

—¿Y ahora qué? —preguntó Mike, al ver cómo las gotas de lluvia se estrellaban contra el cristal de las pequeñas ventanas de la recepción. Ya habían pasado cerca de media hora jugando, sin contar lo que habían tardado en decidir qué hacer, y la tormenta no había cesado.

—Podríamos ir al gimnasio; después de todo, está completamente cerrado. —apuntó Vince. Al escuchar las palabras del chico, Mike se tiró en el sofá y hundió su rostro en uno de los cojines. Golpeó la mullida superficie del asiento con su puño, levantando un poco de polvo.

—¡No quiero entrenar! —exclamó, intentando evitar que el almohadón ahogara su voz y alargando las palabras como quien hace un berrinche—. ¡Los entrenamientos son sólo de lunes a viernes!

—Pero un sábado al año no hace daño. —señaló Felix, levantándose del sofá, seguido por Vince. James prefirió ir a entrenar un poco, en lugar de quedarse junto con Mike, quien, a regañadientes, decidió acompañar a los muchachos.

Antes que nada, debían cambiarse en ropas más cómodas. Los cuatro muchachos llevaban pantalones de mezclilla, de distintas tonalidades y diseños (Mike juró que los pantalones de James eran los más ajustados que había visto en su vida).

Mientras James subía al tercer piso, Vince, Mike y Felix permanecieron en el segundo. Vince abrió la primer puerta con su llave, y desapareció tras ella. Sobre la mirilla colgaba una pequeña pizarra, que tenía “Ethan & Vince” escrito con tiza de color blanco, que evidenciaba que compartía la habitación con el rubio.

Por otro lado, Mike abrió la segunda puerta (“Never forget: Mike ‘n F for the win”), y dejó pasar a Felix antes que él. Ambos muchachos compartían la misma habitación, pese a que al miembro más reciente no le agradaba mucho la idea.

—Mike, no has recogido tus zapatos. —señaló Felix, abriendo el largo armario de color gris, colocado en un hueco en la pared construido precisamente para eso.

La pieza era grande, pues debía alojar a los dos adolescentes. Probablemente mediría unos ocho metros por otros ocho, y de altura un poco menos de tres metros, más que suficiente para dar cabida a la litera en la que dormían los dos chicos.

Las paredes estaban pintadas de color verde espárrago, como el de la recepción. Al suelo lo cubría una alfombra de color azul, con detalles que cambiaban de tonalidad. Finalmente, en el techo sólo había una solitaria lámpara, aunque en ciertos lugares había luces más pequeñas para facilitar la vista: Encima del escritorio, sobre el armario, y en la pared donde estaba la litera, una para cada cama.

Las dos camas estaban hasta el fondo de la habitación, pegadas hacia la pared contraria a la puerta. A su lado estaba la puerta que daba al baño, y a un lado de ésta, el armario. En el otro extremo, a la izquierda de quien entraba, había un escritorio con un ordenador, una televisión, un pequeño frigorífico, y una amplia ventana con cortinas azules.

No había muchas cosas colgadas de las paredes, aunque Mike le dijo a Felix que ya las llenaría. Mike ya había puesto algunas cosillas, como un póster de una modelo descansando junto a un deportivo plateado, varios percheros que sostenían algunas gorras, un calendario, y una diana para dardos.


Mike tomó unos pantalones de algodón de color negro, y una camisa sin mangas de color blanco. Se puso las zapatillas deportivas negras que solía utilizar para su uniforme.

Felix, por otro lado, tomó una descolorida camisa de algodón, que anteriormente había sido de color negro, pero ahora tenía una tonalidad parecida a la de una rata gris. Recordó que al día siguiente debía ir a comprarse ropa nueva con la compensación que le había otorgado la mudanza. También tomó un holgado pantalón del mismo material, de color azul marino, y las zapatillas deportivas del colegio.

Una vez se hubo cambiado y puesto suficiente desodorante, Mike decidió abandonar la habitación, dejando a Felix solo. Bajó la escalera hacia la recepción, que estaba completamente vacía. Pensando que James y Vince ya podían haberse adelantado, continuó hacia el gimnasio.

La puerta estaba a unos pasos del chico, al lado del televisor, en la parte derecha de la habitación. Era de cristal, y dejaba ver un amplio pasillo en el que no había nada más que una mesa de madera, con un florero y algunas velas decorativas, y un mueble de madera con varios cajones, de donde Mike tomó una pequeña toalla. Empujó la puerta que estaba al final del pasillo, y entró al gimnasio.

Para ser un lugar al que sólo tenían acceso seis muchachos, era bastante amplio. Fácilmente mediría lo mismo que el gimnasio del colegio, y tenía el mismo tipo de equipo.

En el centro, siendo así lo que destacaba más, había un ring en el cual Ethan y Samantha se encontraban luchando, utilizando sus respectivos Psiques como armas. Ambos muchachos tenían movimientos muy similares: Ágiles, rápidos, y con ataques débiles, pero veloces y certeros.

A la derecha del ring había varias máquinas para ejercitarse. Caminadoras, elípticas, de remo, y varios artefactos más. También había una gran variedad de pesas, en las cuales Vince solía invertir gran tiempo de su hora obligatoria de entrenamiento.

Atrás del ring, en el fondo del gimnasio, había una pequeña piscina. Sólo cabía una persona a la vez, y no era capaz de dar muchas brazadas. Sin embargo, había un pequeño canal poco profundo, en el cual los muchachos corrían con la resistencia del agua presionando sus piernas.

Por otro lado, a la izquierda tenían varias cosas para practicar la flexibilidad y la fuerza de manera gimnástica. Un par de aros, dos caballos, y dos largas barras. No obstante, los muchachos aborrecían esta sección y no la usaban para nada, a menos que el director estuviese evaluándoles.

Finalmente, entre el ring y Mike había varios muñecos de variados materiales. De paja, de arena, y varios de concreto. Los muchachos practicaban el cuerpo a cuerpo con los de arena, el uso de armas blancas con los de paja, y el Psique con los de concreto. Cabe decir que los muchachos también practicaban con armas de fuego pequeñas, las cuales usarían sólo en caso de emergencia, y con los revólveres de Psique en un cuarto independiente, cuya puerta se encontraba del lado izquierdo del gimnasio.

—Muévete, que paso. —dijo James, apartando a Mike de la puerta con el brazo. Llevaba unos largos shorts de color negro, y una camisa de baloncesto del mismo color. Inmediatamente se acomodó frente a un muñeco de arena y comenzó a golpearle con los puños.

Detrás de él llegó Felix, ya cambiado, que inmediatamente pasó a las máquinas. Lo mismo hizo Vince, quien venía detrás de él.

—¡Mikey, relévame! —exclamó Samantha, sonriente, desde el ring. Sin esperar una respuesta, dejó a Ethan con la guardia en alto y corrió hacia donde estaba Mike. Le tomó de la muñeca y, sin siquiera preguntarle, lo guió hasta su hermano.

Era, sin duda alguna, la más joven del grupo. A sus trece años cursaba séptimo grado, y estaba en la etapa entre la niñez y la adolescencia, lo cual se veía evidenciado por las curvas que comenzaban a resaltar bajo su ropa. Aunque tenía repentinos cambios de humor, y no podían culparle por ello, generalmente era risueña y muy agradable con todo el grupo.

—Vale, vale... Ya estoy, Sammy. —dijo Mike, poniéndose frente a Ethan. Samantha le guiñó uno de sus ojos azules y retrocedió.

—Ya sabes, Mike. Llamas pequeñas. —recordó Ethan.

—Y tú ya sabes. Choques eléctricos no-mortales. —respondió el chico.

Ambos muchachos se colocaron en guardia, esperando la señal que daría inicio a su combate. Súbitamente, unos gruesos muros de cristal se alzaron del suelo mediante un mecanismo y rodearon el ring por completo. Cuando llegó al PP, Mike pensó que no resistirían los Psiques del grupo, pero se equivocó, pues los veinte centímetros fueron más que suficiente. Sin embargo, con el paso de los años se habían hecho varios raspones que dificultaban la vista para los espectadores.

Samantha silbó fuertemente, gracias a su Psique de sonido, llamando la atención de los otros miembros. Felix interrumpió su actividad para ver a Mike y a Ethan en acción, pues, si bien había entrenado con ellos los últimos días, jamás les había visto usar sus Psiques.

Mike lanzó un orbe de fuego contra su contrincante, quien solamente se agachó para esquivarlo. Antes de que pudiera levantarse, sin embargo, otra esfera de fuego ya venía hacia él. Ethan rodó como un tronco para alejarse del ataque, y se levantó utilizando el mismo movimiento que utilizaba para hacer planchas.

El rubio frotó sus manos, sin parar de moverse, y luego aplaudió. Un delgado rayo cruzó el aire y se estrelló contra el cristal, a unos centímetros a la derecha de Mike.

—¡Eh, te dije que de baja energía! —gritó Mike.

—Y yo te dije que llamas pequeñas, pero no escuchas, ¿no? —respondió Ethan, intentando embestir al chico, con la mano al frente, seguramente cargada de energía. Mike se apartó al último momento, a la par que el rubio daba dos pasos verticales en la pared, y luego daba una voltereta hacia atrás, cayendo de pie de nuevo.

—¡Eh, tranquilo! —vociferó Mike, volviéndose a apartar del Ethan que ya no parecía escucharle. Levantó un muro de fuego, lo cual le supuso gastar gran parte de su energía, aunque estuvo seguro que eso detendría a Ethan lo suficiente para que se calmara un poco.

Pero Ethan lo ignoró y lo atravesó rápidamente, sin dañarse ni un poco. Le dio un fuerte manotazo a Mike en el pecho, antes de que pudiese moverse, y dejó salir su Psique por su mano.

Una especie de sacudida recorrió a Mike en milisegundos. Sintió que su cerebro temblaba, al igual que todos sus músculos. Intentó apartarse de Ethan, pero se vio incapaz. Tal y como había visto decenas de veces en los dibujos animados, sintió como si su cabello se hubiese puesto de punta. Muy pronto sus terminales nerviosas dejaron de responder...

Ethan le soltó. El rubio le dio un fuerte empujón que le hizo caer al suelo. Mike se quedó tirado, temblando, sintiendo la electricidad abandonar su cuerpo. Vio cómo los muros descendieron, dejando que Ethan pasara. Vince, James, Felix y Samantha corrieron hacia el chico, que aún no podía mover los músculos.

—¿Mike? ¿¡Mike!? —llamó Vince, sacudiéndole.

—Y-ya... Es-toy... Estoy bi-bien... —intentó decir Mike, soltándose de Vince. Intentó ponerse de pie, pero los músculos le fallaron. Volvió a recostarse sobre el tatami, y cerró los ojos con furia—. ¡Ah, esa cabrona! —exclamó.

—¡No le llames así! ¡Tú lo iniciaste! —defendió Samantha.

—¡Sí, vale, yo lo inicié, pero él se ha pasado! —gritó Mike, finalmente pudiéndose sentar.

—Tiene razón, Samantha. —concordó James. Mike siempre se preguntó por qué Sammy era la única que tenía el privilegio de ser llamada por su nombre cuando hablaba con James; aunque probablemente era porque no podía referirse tanto a ella como a su hermano con el apellido “Parker”—. Si tu hermano no se mide, puede terminar haciendo daño.

—¿¡Terminar haciendo daño!? ¡Tío, estoy tirado en el suelo con medio cuerpo dormido! —exclamó Mike, pero James le ignoró.

—Vámonos... No hemos tenido ni diez minutos de entrenamiento. —dijo James.

—Mike, yo te ayudo. —dijo Felix, tomando al chico por las axilas y obligándole a levantarse. Una vez el joven estuvo de pie, su compañero le pidió que se recargara en él y le rodeara con un brazo, para mantener el equilibrio.

Caminaron hasta la recepción, donde Mike explicó que sus piernas ya habían recuperado el movimiento. Continuaron hasta la cocina, donde Felix ofreció preparar algo de comer para el grupo, haciendo alarde de que había elegido esa clase como optativa.

El lugar estaba cubierto por pequeños mosaicos de color blanco. Frente a la puerta estaba una barra en donde dos personas podían comer, también cubierta por el mismo tipo de mosaico. La barra continuaba hasta la pared del lado izquierdo, y giraba para dar cabida a una pequeña estufa y a varios estantes, donde seguramente estaban guardados los platos y vasos, junto con algunos utensilios. Volvía a girar y se convertía en una superficie pegada a la pared, con suficente espacio para colocar los ingredientes y algunos recipientes. A la derecha de la barra estaba el refrigerador, de doble puerta y de color plateado, donde ahora Felix buscaba algo para comer.

Mike se sentó en un banquillo frente al desayunador, junto con Vince, que tomó asiento en el otro. James se quedó de pie, mientras Samantha prefirió sentarse en la barra misma.

—Hacen falta varias cosas para hacer una cena decente. —dijo Felix, con la cabeza dentro del refrigerador—. Pero me las arreglaré para hacer algunos emparedados. ¿A nadie le molesta?

El grupo dijo “No” al unísono.

—Que alguien tome el pan de la alacena. —pidió Felix—. ¡Mike, atrapa! —exclamó, lanzando un paquete de rebanadas de jamón hacia el chico. Le siguieron varios trozos de queso amarillo, dos tomates, y una cabeza de lechuga.

—¡Eh, no tengo tantos brazos! —apuntó Mike, atrapando el frasco de mostaza que Felix acababa de lanzar, y dejándolo sobre la barra.

—¿Dónde está la mayonesa? —preguntó el muchacho, sacando finalmente la cabeza del frigorífico.

La gran mayoría se encogió de hombros.

—Puede que haya un poco en la bodega. —señaló James, sacando un llavero de su bolsillo. Se lo lanzó a Mike, que lo atrapó con una sola mano—. Enséñale a Flynn el lugar.

Mike, a regañadientes, se levantó de su asiento y salió de la cocina, cruzando el comedor hasta llegar a la recepción, seguido por Felix. Caminaron hasta la escalera de caracol, pero en lugar de subir por ella, se desviaron hacia un lado y se detuvieron en el pequeño hueco que había entre la pared y el borde de la escalinata.

Mike contempló la diminuta puerta de metal que sobresalía de la escalera antes de introducir la pequeña llave en la cerradura. La giró, y al instante se escuchó un pequeño chasquido, y la puerta se levantó de su sitio.

Ambos muchachos entraron a la oscura habitación. Mike presionó un interruptor que se encontraba al lado de la entrada, provocando que se encendieran varios tubos fluorescentes.

El par de chicos estaba en la cima de una escalera, la cual no tardaron en recorrer hasta el final. Una rejilla les impidió el paso, pero Mike la jaló de una esquina, provocando que se doblara sobre sí misma y se pegara a la pared.

Mike recordó la primera vez que había entrado a la bodega. Había sido, indudablemente, sorprendente para él; y aparentemente Felix tenía la misma impresión. En lo que antes había sido un sótano, ahora se guardaban decenas de estanterías de metal, repletas de diversos objetos: Comida enlatada, mantas, agua embotellada, bombillas, papel y toallas higiénicas... Además, allí también se guardaban los revólveres de Psique y algunas armas blancas y de fuego, junto con los materiales utilizados para reemplazar a los muñecos y a las dianas del gimnasio. También tenían, en caso de emergencia, la entrada a un refugio nuclear, el cual también se utilizaría si un tsunami o un huracán atacara la costa.

Mike caminó tranquilamente hacia la estantería más cercana, a su izquierda, y comenzó a examinar las decenas de latas y frascos que allí reposaban.

—Mayonesa, mayonesa... —murmuraba.

—Mike. —llamó Felix—. La encontré. —Mike miró hacia su compañero. El chico señalaba un frasco de plástico, de color blanco, que se encontraba, solitario, en la cima de la estantería. Michael dejó que su amigo utilizara los descansillos como escalones y subiera para alcanzar el tarro.

Y luego recordó lo que había en ese frasco. Un viejo experimento de Vince, que Felix no debía abrir para nada.

—¡Felix, espera, eso es...! —gritó, pero el chico ya había alcanzado el frasco. Como era de suponer, al estirarse excesivamente, perdió el equilibrio y cayó de la estantería, llevándose consigo el tarro. Una vez Felix cayó, cuan largo era, en el suelo, el frasco se golpeó fuertemente contra el concreto, liberando su contenido por el lugar.

—¿¡Pero qué es esto!? —vociferó Felix, con asco, al verse cubierto por una sustancia parecida al agua, pero que apestaba tremendamente.

—Formol. —respondió Mike. Su voz sonaba ligeramente nasal, pues se había apretado la nariz para no tener que soportar el penetrante olor del líquido.

—¿¡Formol!? ¿¡Con eso no se conservan...!? —comenzó Felix, pero su amigo le interrumpió:

—Sí, fetos, órganos y otras cosas.

—¿¡¡Guardáis fetos aquí!!?

—¡No, no!

—¿¡Qué sucedió!? —preguntó Vince, alarmado. El joven venía corriendo por la escalera, seguido por James, Ethan y Samantha.

—¡Felix se ha caído con Mario! —respondió Mike, bastante agitado.

—¿¡Mario quién!? —preguntó Felix, moviendo sus brazos hacia atrás para levantarse. Al intentar apoyarse en el suelo, sin embargo, tocó algo pequeño y poroso, con una textura muy parecida a la de una esponja. Con una mueca de asco, giró su cabeza para contemplar el objeto.

—Ése es Mario. —señaló Mike.

Era un emparedado. No quedaba casi nada de lo que antes había sido el pan, pues el líquido lo había humedecido hasta desprenderlo. Sin embargo, podía notarse que llevaba jamón, queso, lechuga, y varias aceitunas, ya muy deterioradas por el formol.

—¿Cómo...?

—Intentaba romper un récord mundial. —explicó Vince, tomando a “Mario” y volviéndolo a meter al bote de plástico—. Por idiota, me olvidé del pan, pero ya lo había echado al frasco para cuando me di cuenta.

—¿Un... récord mundial...? —repitió Felix, atónito, poniéndose de pie. Y sacudiendo los brazos para quitarse la sustancia de encima.

—Al emparedado mejor preservado.

—Será mejor que te laves, Felix. Y rápido. —aconsejó James.

—Ya... Esto es ridículo... —murmuró el chico, mientras comenzaba a caminar hacia la recepción—. ¡Y no voy a hacer ningún puto sandwich ahora! —terminó, una vez hubo salido de la bodega.

—¡Ah, este novato tiene mucho para dar! —exclamó Mike, saltanto el charco de formol y emprendiendo rumbo a su habitación.

—¿Debo recordarte, Johson, que antes de que Flynn llegara, el novato eras tú? —se burló James.

Mike solamente sonrió.

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Re: Psique // Capítulo 6 en línea

Notapor Jeanne24 » Sab Jun 19, 2010 1:18 pm

¡Por fin pude terminar de leer los capítulos!

En serio,me ha entrado cosa cuando ha dicho "Mario",he pensado: No fastidies...no puede ser...están locos,pero no tanto...¿no?
Creo que locos no,lo siguiente xDDDDDDDDDDDD

En cuanto a la historia...me fascina,me encanta,¡es buenísima! Mike es un cachondeo constante, me encanta su caracter tan extrovertido, ya que los más extrovertidos suelen ser lo que más tienen que ocultar. No se, me gusta como lo estás llevando, y espero pronto nuevos capítulos, aunque sin prisas, ¿eh? :3

Y yo voto por la primera opción, ya que traducir todas las letras es muy pesado. Lo otro es más facil.

¡Saludos!
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.:Lo importante es lo que hacemos, no quiénes somos:.
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Demyx escribió:Llegaré a ser el mejor
el mejor que habrá jamás
mi causa es ser moderador
tras mucho postear~~
Postearé a cualquier lugar
floodearé en cualquier rincón
al fin podré desentrañar,
el poder que hay en KHWorld
Son platines, hazte con todos, siiii~~
es mi destino, mi misión,
es KHWorld.
Mentos mi amigo fiel
nos debemos defender

HollowRiku escribió:Pues que mal, ¿no? =(

HollowRiku escribió:Omg, ¡muchas gracias por el primer puesto en User invisible! No me esperaba algo así :cry: En realidad he trabajado duro para conseguirlo, creo que me lo merezco xD

Demyx escribió:Todos locos

Demyx y Jeanny escribió:Demyx: What?
Jeanny: No sé, what tú
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Re: Psique // Capítulo 6 en línea

Notapor Sombra » Sab Jun 19, 2010 1:22 pm

Este capitulo a sido un cachondeo. Sobretodo lo del feto xD Al pobre Felix le pasa de todo. Es un poco gafe
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Re: Psique // Capítulo 6 en línea

Notapor Zee » Lun Jun 21, 2010 7:27 am

¡Actualización especial!

Primero, el capítulo 7. Los muchachos del PP se ven obligados a cumplir una misión de rescate.


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Capítulo 7 - Misión de rescate:

—¡Ya!

El sudor no se hizo esperar; muy pronto sus ropas se vieron empapadas. Las minúsculas gotas se acumulaban en la punta de sus oscuros mechones, y se precipitaban una vez eran demasiado pesadas para luchar contra la gravedad.

—¡Aaa... Ya!

Volvió a golpear a otro inmóvil muñeco relleno de arena. Sintió la formidable fuerza de su ataque activar sus terminaciones nerviosas y mandar la señal de dolor a su cerebro. Su propio cuerpo reclamaba, le advertía desesperadamente que no se hiciese daño.

—¡¡¡Aaaaaaaah-ya!!!

Con lo que muy pronto se convirtió en su último golpe, rasgó el tercer saco; pero la arena no se dejó arrastrar por la gravedad, y se quedó allí, inmóvil.

El joven no pudo resistir las señales que le enviaba su cuerpo, por lo que decidió sentarse en el tatami antes de perder la fuerza en las piernas.

James Reynolds se quitó la venda que recubría su espinilla. Como siempre, no le había servido de nada, y se había echo jirones con los escasos golpes que había asestado. Contempló con orgullo, aunque con un poco de miedo, la herida que se había abierto en ambas piernas.

Tres golpes con cada una y aún no era capaz de deshacerse de la gran desventaja llamada dolor. Por un momento, intentó tomar las vendas limpias que había dejado en el tatami, pero recordó que debía desinfectarse las heridas, sólo por si las dudas.

Se giró al sentir cómo alguien llegaba caminando a la habitación.

Felix Flynn le dirigó una mirada desaprobatoria y sacudió la cabeza en un gesto de negación.

—No le veo sentido. No le veo sentido alguno. —dijo—. A este paso vas a terminar destrozándote los nervios.

James se levantó con dificultad. Hizo una mueca de dolor al sentir cómo la piel de sus heridas se estiraba, provocando que las espinillas le ardieran tremendamente.

—Ése es el plan. —respondió, devolviéndole una mirada retadora a su compañero.

—Sigo sin entender el propósito de no sentir nada. —Felix se frotó los brazos, en un intento de disminuir el dolor.

Una vez un poseedor de Psique entraba a la zona, su cuerpo hacía todo lo posible para mantenerle vivo. Los músculos se llenaban de ácido láctico al cabo de unos minutos, en el caso de James; pero con Felix, quien apenas había entrenado o luchado en el limbo entre las dos dimensiones, la acumulación de dicha sustancia ocurría en sólo unos segundos.

—¿No lo entiendes? El golpear desde la zona a alguien de nuestra dimensión supondría un ataque mortal. En caso de enfrentarnos con humanos...

—James, esos humanos no existen.

El chico guardó silencio de golpe. Agachó la cabeza, avergonzado, y desvió la mirada. Para Felix, eso era una muestra de sentimientos de lo más dramática cuando se trataba de James.

—Sólo recuerda: Si te rompes la pierna durante tus entrenamientos, te darán de premio unos bonitos clavos y, hala, no más Corrupted’s por ocho semanas.

Acto seguido, Felix abandonó la zona, dejando a James solo.


30 de septiembre... Dos semanas exactas desde que Felix Flynn había sido reclutado como miembro del exclusivo club paranormal PP, Project Psique.

Las razones eran fáciles de explicar, pero difíciles de creer. Port Lagune estaba dividido en dos dimensiones; en una vivimos nosotros y en la otra viven nuestras contrapartes, nuestros reflejos, nuestras sombras: Corrupted’s, como les llamaba el PP.

Los Corrupted’s necesitan alimentarse, como cualquier ser vivo. Pero nada les satisface más que un alma humana. No obstante, no son capaces de penetrar por completo a nuestra dimensión, por lo que se conforman con entrar a un limbo para nutrirse de nuestros sentimientos.

Pero no son los únicos. La evolución siempre hace su trabajo. De vez en cuando, un individuo de Port Lagune puede tener una anomalía genética que le permite controlar un elemento o sustancia a su gusto, ver a los Corrupted’s, y entrar al limbo, comúnmente llamado la zona.

Y Felix era uno de ellos.


—Por lo consiguiente, Vous puede ser usado tanto para objeto directo como para objeto indirecto. Oui? —explicaba la profesora de Francés.

Felix respondió Oui inconscientemente, pero no tenía interés absoluto en su clase de idioma. Estaba más ocupado haciendo garabatos en su libreta.

Era, seguramente, la primera vez que no ponía atención en clase. No obstante, su nueva idea le había absorbido por completo: una bitácora de Corrupted’s. Seguramente los futuros miembros del PP le agradecerían cuando escribiera información sobre las criaturas. Sin embargo, apenas tenía dos míseras entradas escasas de información.

Corrupted común, Corrupted alado... —leyó, en voz baja. Estuvo seguro que el alumno a su derecha se giró para ver qué había dicho, pero volvió a sus apuntes una vez notó no era importante.

Se escuchó un leve gruñido detrás de él. Al escucharlo, sintió una diminuta, casi imperceptible, molestia en su oreja, señal de que el causante había sido un Corrupted.

Cuando un individuo se encuentra en la zona, el tiempo se ralentiza, a tal grado que parece que no avanza. Un microsegundo en nuestra dimensión equivale a un segundo del limbo, hablando de manera exacta. Por lo tanto, desde nuestra dimensión, lo que ocurre en el limbo no debería poder ser visto o escuchado, pues ocurre con demasiada velocidad.

Sin embargo, el nuevo componente del oído de Felix captaba las veloces ondas de sonido y las manipulaba hasta adaptarlas a la dimensión que atravesaban. El ojo, por otro lado, no era capaz de hacer eso, por lo que Felix sólo distinguía a los Corrupted’s como sombras muy desenfocadas. Por suerte, preferían quedarse la mayor parte del tiempo inmóviles, junto a su humano correspondiente; si fuesen más activas, serían prácticamente invisibles.

Felix giró su cabeza, y pudo ver un Corrupted bastante agitado: sólo era una masa imprecisa, desenfocada y sin forma alguna, señal de que la criatura se hallaba muy excitada. Demasiado, tal vez.

El chico alzó la mano, pidiendo la palabra.

Oui? —preguntó su profesora.

—Ehhh... Je peux... sortir de... la classe? —preguntó Felix, dudando un poco de sus palabras; después de todo, no era muy bueno en francés. El chico tomó su billetera del bolsillo del pantalón, sacó de ella una pequeña tarjeta y se la mostró a la profesora—: C’est... un... affaire... du PP .

—¿Del PP? —preguntó la mujer, esta vez en inglés.

—Ajá. —respondió Felix, volviendo a guardar su carnet—. Agradecería mucho que me dejase salir de clase.

El joven notó las miradas de todos sus compañeros ir de él a su profesora, y de regreso. Muchos de los presentes estaban impresionados, otros celosos, y algunos simplemente se hallaban curiosos por saber qué derechos tenía el alumo para ser capaz de salir del aula con tanta comodidad.

La profesora obvió la respuesta al encogerse de hombros.

—No tiene sentido ir contra del director, ¿no? —añadió, con un asomo de sonrisa burlona en el rostro.

Merci beaucoup . —agradeció el chico, tomando, con evidente apuro, sus pertenencias y emprendiendo rumbo a la única puerta y, por consiguiente, salida del aula.

Antes de salir, cabe decir, el chico pudo oír a un compañero suyo preguntar:

—¿Qué es lo que hacen en ese club?

Felix no pudo evitar que una sonrisa llena de orgullo hiciera aparición en su hasta ahora impasible rostro. Sin mirar atrás, comenzó a caminar por el pasillo. Era más que incuestionable que los Corrupted’s se encontraban alterados: para Felix, el lugar no era más sino un espectáculo de sombras y turbias tinieblas.

El chico se apresuró a dejar todas sus cosas en su casillero, no sin antes obligarse a detenerse por la clase de Español de Mike y comentarle sus sospechas.

—No hay duda, algo les molesta o les emociona. —concordaba el chico, a la par que se apresuraba a guardar sus pertenencias—. ¿Un nuevo poseedor, tal vez?

Felix contempló a su amigo. Extrañamente, el brillo de sus ojos se había ido; era como si un Mike más serio le hubiese reemplazado, con la mera intención de prepararle para la batalla.

Recordó que haber visto esos ojos anteriormente. Eran los mismos que Mike había tenido cuando había probado a Felix. Denotaban seriedad, frialdad y, tal vez, un poco de autoridad.

Felix sonrió.

—¿Pasa algo? —preguntó su compañero, tomando un llamativo y grueso libro de su casillero. Felix miró con incomprensión el enorme ejemplar; era demasiado para alguien como Mike. Pero, para su sorpresa, el joven súbitamente lo abrió por la mitad, mostrando así un hueco en su interior, hecho al haber cortado el centro de la mayoría de las hojas.

—Es útil y nadie sospecha... —se defendió Mike, tomando un revólver de tierra del interior del improvisado compartimiento.

—¿No es mejor que vayamos al dormitorio por más...? —Felix se interrumpió al notar que Mike levantaba una mano para detenerle.

—Tenemos el tiempo en nuestra contra. Y por mucho, al parecer. —explicó Mike, impasible—. No podemos desperdiciarlo. Tendremos que arreglárnoslas con esto. Ah, y toma.

Mike le lanzó un lapicero de color negro a Felix. El chico hizo un gesto para comunicar que no entendía la situación, por lo que Mike se apresuró a aclársela mientras cerraba el libro.

—Es un transmisor. Comunicador, radio. Como quieras llamarle. Presiona el botón... Sí, ése que usualmente se usa para sacar la punta. Los lapiceros de los demás miembros les avisaran con una luz parpadeante.

—¿Y qué tiene eso de comunicador? —preguntó Felix, sin perder tiempo en presionar el botón.

—El gancho que se usa para colgarlo de la ropa. Hálalo y actuará como un teléfono. Solamente tienes que ponértelo en la oreja; no es nada complicado, y no levanta sospechas. Ah, para que funcione, el otro o los otros lapiceros deben estar activados también.

Felix prefirió probarlo otro día, por lo que se lo guardó en el bolsillo de la camisa. Se quitó los zapatos y los cambió por sus deportivos lo más rápido que pudo, para luego guardárlos en su casillero y, finalmente, cerrarlo.

—Bien, rápido. A la zona. —manifestó Mike. Sin embargo, todavía no había terminado la frase cuando tomó a Felix del brazo y le obligó a entrar con él al limbo.

—¿Nos separamos? —sugiró Felix, pero Mike negó de inmediato.

—Lo peor que puedes hacer en caso de un rescate es separarte del grupo. Si te hayas solo con el infectado, puede que te machaque en pocos segundos. Los ya transformados son mucho —Mike alargó la palabra, enfatizando— más fuertes que los Corrupted’s normales.

Felix tragó saliva, nervioso. Consideró sacar su pequeño puñal, pero se lo pensó mejor y prefirió ignorarlo; podría ser más un estorbo que una ayuda.

Mike se puso el dedo índice sobre la boca, pidiendo silencio. Sin hacer ruido alguno, gesticuló con los labios:

—Intenta correr con la punta de los pies. No hagas ruido.

Acto seguido, el joven se colocó en el frente. Sin siquiera girarse, hizo un gesto con los dedos, esta vez para pedirle a Felix que le siguiera.

Se adentraron en la desconocida y ahora aterradora academia. Pese a que la luz era más brillante en la zona, los objetos en sombra eran aún más oscuros, por lo que la zona adoptaba un ambiente estremecedor.

Mike no articulaba palabra alguna. De vez en cuando hacía un gesto para indicarle a Felix, quien corría a unos pasos detrás de él, que iba a detenerse o que debían girar. Si veían o escuchaban a un Corrupted, los muchachos se ocultaban detrás de casilleros o botes de basura, o utilizaban las aulas, abiertas de par en par, como refugio.

—Debemos evitar enfrentamientos innecesarios. —explicaba el chico—. Aunque debo admitir que eso va en contra de mi estilo.

En lugar de ir armados, llevaban sus Psiques “desenfundados”. La mano derecha de Mike siempre se encontraba cubierta por una brillante capa de fuego, aunque el chico lo apagaba en cuanto veía a un Corrupted acercarse. Felix, por otro lado, mantenía un orbe de viento girando en la palma de su mano izquierda.

Los muchachos se encargaron de revisar el primer piso. Omitieron los pasillos por los que Felix y Mike ya habían recorrido antes de entrar a la zona, lo cual les ahorró un valioso tiempo. No tardaron mucho en ir a la siguiente planta, donde cruzaron corriendo cada pasillo y aula.

—Mierda, nada en el segundo piso, tampoco... —sentenció Mike, jadeante, una vez el par de chicos había llegado a la segunda escalinata, en el centro del edificio.

—¿Estás seguro que el infectado está aquí? —preguntó Felix, con dificultad para respitar, mientras se ponía las manos en las rodillas y las usaba como punto de apoyo para descansar

—Llevamos dentro... Cuatro minutos. —agregó el líder, mirando su reloj digital de muñeca que, sorprendentemente, parecía funcionar dentro del limbo. Felix notó que tenía el cronómetro activado. —¡Mierda, F, tú no duras nada! ¡Seguro que ya vas a la mitad...!

—¿¡Johnson, me copias!? —inquirió una conocida voz, proveniente del mismo reloj.

—¡James! ¿Cómo es que...?

—Acabo de entrar. ¿Cuánto tiempo lleváis dentro?

—Cuatro con veinte.

—Salid y descansad. Os relevaré.

Felix no pudo evitar notar que sus compañeros se apresuraban al hablar, intentando ahorrar tiempo. El chico jamás imaginó que unos pocos segundos serían tan valiosos para su club.

—¿Tú solo?

—Arrastraré a Miller y a Parker conmigo. ¿Qué pisos habéis revisado?

—Primero y segundo. Supongo que estás en el segundo, también.

—Afirmativo. ¿Está Flynn contigo?

—Sí. Ha entrado al mismo tiempo que yo.

—De acuerdo, salid pronto. Buen trabajo.

—Suerte.

—Mucha suerte, James. —se apresuró a agregar Felix.

Sin aviso alguno, Mike salió de la zona, convirtiéndose en una inmóvil estatua para su compañero. Con un suspiro de alivio, Felix también abandonó el limbo.


Algo salió mal.

Felix estaba seguro que apenas había pisado su dimensión, cuando experimentó una sensación jamás vivida: supo que había entrado a la zona de nuevo, pero esta vez había sido definitivamente en contra de su voluntad.

Sintió como si alguien estuviese tirando de su estómago, desde adentro, en dirección a su espalda. Después le sobrevino una arcada, pero no pudo expulsar el vómito; también sintió una fuerza invisible que halaba sus extremidades, como si las hubiesen atado a un instrumento de tortura. Intentó gritar, pero la voz simplemente no salía.

Su tormento duró menos de un segundo; tan rápido como llegó, se fue.

Estaba parado en el pasillo del colegio, dentro de la zona una vez más. Mike estaba a su lado, pero no parecía haber experimentado la misma situación que Felix. O eso, o el chico había resistido el dolor.

—James... Cabrón. —se quejó Mike, presionando un pequeño botón de su reloj de muñeca. Sin embargo, el enfado le duró poco, pues sabía que James no les habría arrastrado si no se tratase de una emergencia. El chico, bastante preocupado, no tardó en gritarle al reloj de muñeca—: ¿¡Pero qué ha sucedido!? ¿¡James!?

—Estamos bien. Los tres. —respondió la voz del joven, al otro lado del comunicador.

—Ah, me alegro... —dejó escapar Felix. Muy seguramente, su compañero le había escuchado, puesto que su siguiente frase fue:

—Nosotros no. Encontramos al infectado. Ya se ha transformado.

—¡¡Mike!! ¡¡Nunca había visto algo parecido!! ¡¡Tienes que venir ahora!!

—¿¡Vince!?

—Johnson, Flynn, escuchad. Primero que nada, permaneced siempre tranquilos. No llaméis a Samantha; está en Gimnasia y no sería capaz de llegar antes de que su límite...

Se escuchó un grito. Felix se estremeció al oír a Ethan dejar salir algo parecido a un aullido. Rápidamente, creó un orbe de viento en su mano derecha. Su marca, resplandeciente como un farol, oculta bajo su piel, comenzó a brillar con más intensidad de la normal.

—¡La azotea! ¡Estad preparados! —advirtió James. Su voz denotaba dolor, aunque también parecía ahogada. No, ahogada no; parecía como si algo estuviese apretándole la garganta o el vientre....

—Pero Felix... Sabes que su límite es muy cort...

—¡¡¡Entonces os quedan tres minutos!!!

Mike dejó el comunicador encendido, por si James comenzaba a dar más explicaciones o datos sobre la criatura.

Por suerte, el par de muchachos ya se encontraba al pie de la escalera, por lo que no tardaron mucho en subirla corriendo, y llegar a la azotea, sobre la cuarta planta.


Felix no había visto nada más horrible y espeluznante en su vida. Tenía el mismo color y, a la vista, la misma textura que un Corrupted común. Pero, definitivamente, era mucho peor que estos:

Medía por lo menos tres metros de alto. Era muy delgado como para tener semejante estatura, y su cuerpo, que sostenía sólo un alargado cráneo, se tambaleaba con cada movimiento. Felix no estuvo seguro si la criatura era sólida o líquida, o si se encontraba en un estado intermedio.

No tenía brazos, y en lugar de piernas tenía largos y musculosos apéndices muy parecidos a los tentáculos de un pulpo, a excepción de que estos no tenían ninguna ventosa.

Felix no se molestó en contarlos. Pero estaba muy seguro que superaban los seis, mas no llegaban más allá de los diez. Esto, por supuesto, incluía a los tres tentáculos que mantenían prisioneros a sus compañeros James, Vince e Ethan .

—¡Chicos! —vociferó Felix, delatando así su posición. El infectado le miró con sus aterradores ojos. El iris era de color amarillo, como en un Corrupted cualquiera, pero el resto era rojo sangre. Parecía la mirada de un demonio.

La criatura abrió su boca para dejar salir un rugido. Era una hendidura vertical, como si la hubiesen girado en noventa grados, y exhibía un largo grupo de blancos y delgados dientes.

—¡F, aún podemos traerle de vuelta! —gritó Mike—. ¡Aunque generalmente no son rojos pero... los ojos deben ser completamente amarillos; si no lo están, significa que aún no se ha transformado por completo! —tras mirar de nuevo su reloj, Mike agregó—: Dos minutos cuarenta. ¿Cómo te sientes?

—Mal, ¿qué más puedo hacer? ¿¡Cómo se supone que le mate, rescate a los chicos, tome al infectado y salga de la zona en menos de dos minutos!?

—¡No sé, coño! ¡Tú eres más estratega que yo!

Felix tragó saliva. El tiempo se le escapaba como agua entre los dedos. Necesitaba asestar el golpe final antes de comenzar siquiera. ¿Pero cómo...?

El cerebro de Felix intentó recopilar toda la información y ordenarla en el menor tiempo posible: Dos minutos. Un Corrupted. Tres rehenes, inconscientes. Un compañero. Psiques de aire y fuego. Revólver de tierra. Ocho tentáculos; cinco libres, tres ocupados... Azotea, cuatro pisos, una cerca de dos metros de alto.....

¡Eso era!


Felix se armó de valor y echó a correr. Con las fuerzas que le quedaban, embistió uno de los tentáculos libres. Dejó salir todas sus reservas, moviendo el viento a su alrededor y concentrándolo en un punto. Sólo en un punto.

Se alzó en el aire, llevándose el tentáculo consigo. En un intento de quedarse en el suelo, el infectado soltó a los tres chicos inconscientes y utilizó sus apéndices libres para sostenerse de la barandilla.

—¡¡Mike, dispara a las tuercas!!

Felix no necesitó repetírselo. Mientras su compañero aún avanzaba en el aire, Mike tomó el revólver de tierra, apuntó...

Un click, acompañado de un estruendo y una sacudida. El suelo golpeándole con fuerza, o tal vez él estrellándose contra éste. El más horrible rugido de agonía jamás oído. Felix lo comprendió al instante: ¡La bestia había caído, y nunca mejor dicho!

—¡F! —gritó Mike—. ¡Sal de la zona ahora, yo despertaré a los chicos y traeré al infectado!

El chico asintió con la cabeza. Sin rechistar siquiera, puesto que los músculos le pesaban y le ardían más que nunca, abandonó la zona. No le sorprendió ver a Mike y al resto de sus compañeros a un lado suyo, puesto que, si bien ellos habían permanecido más tiempo en la zona, la distorsión dimensional había hecho ese tiempo imperceptible para Felix.

Jadeante, empapado en sudor, completamente exhausto, Felix se dejó caer al suelo. Se quitó el saco de su uniforme y lo arrojó sin siquiera ver a dónde.

—Le tenemos. —sentenció James. Felix notó que Vince llevaba a alguien cargado en brazos. Su cuerpo era pequeño y delicado, y cabía fácilmente en el hueco entre las extremidades de Vince. Por lo tanto, el chico no se sorprendió cuando Mike corrigió:

—La tenemos.


Mike se limpió el sudor de la frente con el dorso de la mano. La sacudió para deshacerse de las minúsculas gotas, y emprendió camino a las escaleras, siguiendo a James, Ethan y Vince.

—Dios, qué cansancio... No me acostumbro. Debí haber entrenado durante las vacaciones, también. —expresó, mientras caminaban. Se quitó el saco y se desabrochó la corbata, además de abrir algunos botones de su camisa.

—¿Cuándo te uniste? —preguntó Felix, con curiosidad.

—Primero de julio; de este mismo año. Pero las clases terminaron unos días después, y salí de la ciudad en el verano.

—Así que... Llevas entrenando lo mismo que yo... —señaló Felix.

—Te llevo dos semanas. Volví antes, ¿sabes? —apuntó Mike, un poco pícaro—. Aunque debo admitir que eres fuerte, F. Sin duda alguna, me superas. Lo que te deja mal parado es tu resistencia.

Felix dejó escapar un suspiro. Mike tenía mucha razón. El tiempo era muy importante cuando se trataba de misiones de rescate, y Felix no contaba con el suficiente. Supuso que Samantha también poseía el mismo problema, así que decidió entrenar con ella una vez el rescate hubiese acabado por completo.

El grupo continuó su descenso hasta llegar al primer piso, donde caminaron en dirección a la enfermería. Varios alumnos se giraban para ver, desde el interior de sus aulas, a los miembros del PP, sudados, con la ropa y cabello desordenado, y con una chica inconsciente en brazos. Felix no podía culparles.

James adelantó a Vince, y se apresuró a llamar a la puerta de la enfermería, lo cual en realidad no hacía falta, pues, como siempre, estaba abierta de par en par.

—Doctor Robinson, soy James. Asunto del PP. —expresó James, haciéndole señas al grupo para que pasara.

—El lugar está vacío, podemos hablar con tranquilidad. —manifestó el médico, quien salía desde la parte de atrás de una de las cortinas—. Que alguien cierre la puerta.

Felix, que iba al final, fue quien obedeció al hombre. No se olvidó de poner el pestillo.

—Ha sido muy extraño, Robinson. —explicó Ethan—. Era más fuerte que los demás infectados. Por suerte, Felix se las arregló para vencerle en unos segundos.

—¿Segundos? Vaya, Felix, te felicito. —dijo Robinson, dedicándole una sonrisa a chico. Este no pudo evitar sonrojarse al ver a sus compañeros mirarle con orgullo y alegría.

—No era una infectada común. Su esclerótica era roja. —subrayó James—. Sabemos que la sangre de los Corrupted’s es negra, ¿así que qué le daba esa tonalidad?

—¿Roja, dices...? —murmuró Robinson. Se frotó la barbilla y cerró los ojos, en profunda meditación.

—¿Sabe algo sobre ese fenómeno, doctor? —preguntó Vince.

Robinson no respondió a la pregunta del chico. En cambio, decidió decir:

—James, llama a tu padre. Vince, deja a la alumna en la cama.

Felix se sorprendió un poco. ¿Era compañera suya? Se preguntó si la conocería, o si por lo menos había coincidido en alguna clase con ella. Decidió acercarse a la cama en la cual Vince la había recostado con suma delicadeza.

Indudablemente era una compañera del colegio, pues llevaba el uniforme puesto: Una delgada chaqueta, siempre cerrada, del mismo color que el saco de los muchachos, con el emblema de la academia, y una falda a las rodillas, también de color azul oscuro.

Vince le acomodó el cabello a la chica, ya que se le había pegado a la piel por el sudor y le cubría gran parte de la cara.

Felix sintió un terrible peso en el estómago. Estuvo seguro que Mike también le había reconocido, pues tenía la misma cara de estupefacción que él. Los chicos no pudieron moverse al ver a su amiga recostada en la cama. Con un hilo de voz, ambos murmuraron al mismo tiempo:

—Michelle...



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Un pequeño extra:

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Felix Flynn con el uniforme de la academia puesto. (Pose dibujada con personaje guía).



Respuestas al lector:

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Jeanne24: ¡Oh, Jeanne ha terminado! Es bueno que te guste la personalidad de Mike, le pongo mucho empeño, y me esfuerzo para convertirle en un personaje cómico.
Sombra: No era un feto, era un emparedado/sandwich. Es un guiño entre un amigo y yo xD (Sí, Mario es un personaje REAL, aunque no fue conservado en formol).
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Re: Psique // Capítulo 7 en línea

Notapor Ichi » Lun Jun 21, 2010 5:35 pm

Vale, ya me he actualizado con Psique, asi que te puedo dar una opinion general del fic =D

El fic, muy bueno, aunque al principio me aburrio un poco, a los pocos capitulos se hizo bastante interesante. Se nota mucho la influencia de Persona 3/4 en el fic, sin embargo, eso no quita que la historia sea muy original. Tu estilo de narracion me encanta, se ve que ya superastes el problema de BD(que en paz descanse ;_;).

En resumidas cuentas, este fic promete, bastante. Espero que lo continues y lo llegues a terminar, sabes que tienes un lector asegurado(aunque no comente XD)

See Ya!!
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Re: Psique // Capítulo 7 en línea

Notapor Sombra » Mar Jun 22, 2010 9:10 pm

Yo también pensé que era similar al P3 O.o. Zero ¿Lo jugastes al igual que yo? La verdad es que se parecen en varias cosas SEES-PP, Sombras-Corrupte´s, Persona-Psych, El prota se muda (y vivió allí como el personaje principal de P3).

El capitulo a estado genial. Me sorprendió lo de Michelle mucho.
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Re: Psique // Capítulo 7 en línea

Notapor Jeanne24 » Jue Jun 24, 2010 3:33 pm

OMG! Nooo! D:
Tengo la...¿suerte?¿desgracia? de no haber jugado a Persona nunca,así que puedo darte un punto de vista en el que no conozca el videojuego xD Esto empieza atomar forma,y me gusta mucho.No encontré ningún problema en la narración,no se si por estar cansada o porque de verdad no las hay(aunque me decanto por lo segundo).Pobre Michelle ;_;...¡quiero más caps!
Y el extra mola :3 ¡Es cierto! Cuando tenga tiempo/ganas/choped te hago un fanart,que ya lo llevaba pensando un tiempecillo,pero con los examenes y eso xD...
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.:Lo importante es lo que hacemos, no quiénes somos:.
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Demyx escribió:Llegaré a ser el mejor
el mejor que habrá jamás
mi causa es ser moderador
tras mucho postear~~
Postearé a cualquier lugar
floodearé en cualquier rincón
al fin podré desentrañar,
el poder que hay en KHWorld
Son platines, hazte con todos, siiii~~
es mi destino, mi misión,
es KHWorld.
Mentos mi amigo fiel
nos debemos defender

HollowRiku escribió:Pues que mal, ¿no? =(

HollowRiku escribió:Omg, ¡muchas gracias por el primer puesto en User invisible! No me esperaba algo así :cry: En realidad he trabajado duro para conseguirlo, creo que me lo merezco xD

Demyx escribió:Todos locos

Demyx y Jeanny escribió:Demyx: What?
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Re: Psique // Capítulo 7 en línea

Notapor Zee » Mar Jun 29, 2010 6:02 pm

Versión escrita:

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Capítulo 8 - Reverted:

Felix seguía sin poder creer lo que sus ojos veían, pese a que no había duda alguna: Michelle se encontraba sobre la cama de la enfermería, esforzándose para recuperarse de un severo caso de “Lagune” Syndrome.

Habían pasado sólo unas escasas horas desde el rescate, pero a Felix le habían parecido una eternidad. Apenas había podido tocar la comida de la cafetería; y esta vez no tenía nada que ver con el desagradable aspecto de los alimentos, sino con los nervios que se apoderaban de su cuerpo. No había abierto siquiera sus libros, y eso, debía admitirlo, era muy raro en él.

Felix dejó escapar un alargado suspiro que manifestaba cansancio. La chica seguía inconsciente. Aunque de vez en cuando parecía que iba a despertar, pues movía los párpados y su cuerpo se tensaba de vez en cuando, además de que hablaba en sueños, no daba señales de hacerlo ese día.

El joven llevaba horas al lado de su cama, en vigía constante. Si hubiese sido otra persona la que se encontrara en la cama, muy probablemente hubiese hecho lo mismo; pero si fuese en otra situación, estaba seguro que no se habría preocupado tanto.

Sin embargo, la reciente reunión con el director Reynolds había desatado en el chico un extraño instinto protector. Ya sabía que a Michelle no le pasaría nada, era más que seguro; pero, por alguna razón, Felix quería estar allí cuando la chica despertara.

Por enésima vez en ese día, el chico recordó con un poco de escepticismo la conversación que él y el resto del Project “Psique” habían tenido con el director de la ACA, Reynolds.


—James, llama a tu padre. Vince, deja a la alumna en la cama. —había dicho el doctor Robinson, una vez el PP había llevado a la infectada a la enfermería del colegio. Vince, en ese momento, había odebecido la orden del médico; y fue allí cuando tanto Felix como Mike notaron que era su compañera la que descacnsaba en la cama.

James sacó su teléfono móvil, abriéndolo por la mitad con un rápido movimiento de mano. Presionó unos cuantos botones antes de llevárselo a la oreja derecha, donde el aparato, de color negro, se camufló con su largo cabello.

—Michelle... —susurró Felix, al mismo tiempo que su compañero Mike, mirando a la chica inconsciente en la cama. Por alguna razón, recordó el viejo cuento de hadas de la Bella Durmiente. Sintió el calor subir a sus mejillas, así que giró la cabeza para alejarse del campo visual de Mike. No estaba de humor para que el chico le sugeriese que la despertara con un beso.

—Ha perdido el conocimiento... Sí... —decía James por el teléfono—. ¿Eh? Roja, estoy seguro... ¿Es importante...? Amarillas... Sí... Al parecer... Todos salvo Samantha. Sin heridos.

—¿Está hablando con su padre? —preguntó Felix. Ethan asintió con la cabeza, impasible.

Mike le puso una mano en el hombro a Felix, expresando que le acompañaba. Pasó un momento allí, parado al lado de su amigo, hasta que le dijo:

—F, iré a los casilleros. Aún tenemos que ir a las dos últimas clases.

—Lo dudo. —intervino James, quien cerraba su móvil y lo metía en su bolsillo—. El director quiere vernos a todos. Parker, ¿puedes llamar a tu hermana Samantha?

Ethan asintió e, imitando lo que James había hecho hacía unos segundos, sacó su teléfono móvil

—Y ahora tengo que volver a ponerle la hora. Magnífico. —expresó, antes de llevarse el teléfono a la oreja.

—Pero si queréis, tenéis tiempo suficiente para tomar vuestras cosas. —dijo James—. Creo que el director tardará un poco en caminar desde su oficina hasta aquí.

—¿Entonces, F? —preguntó Mike de nuevo.

—Ve tú, si quieres.... —murmuró Felix, caminando hasta el escritorio de Robinson, tomando asiento en la silla para el visitante—. Aunque, ¿podrías traer mi mochila? Mi combinación es 21-11-31.

—21-11-31, vale. ¿Sabes que has cometido un grave error, verdad? —Mike le guiñó un ojo antes de salir de la enfermería.

Felix se refrescó con un poco de aire proveniente de su mano, gracias su Psique. Sin embargo, James le detuvo al instante, al escuchar la campana que indicaba el fin del antepenúltimo periodo y notar que Mike había dejado la puerta abierta.

Ethan le lanzó el saco del uniforme a Felix, para que se cubriera la mano, que ahora brillaba como una bombilla de color azul. El chico obedeció sin rechistar, pues bien sabía que semejante habilidad debía quedarse oculta en las sombras.

Tras unos minutos de espera, Mike entró de nuevo por la puerta, con su mochila al hombro y la de Felix en la mano. Ésta última, cabe decir, apenas se veía sostenida por el tirante y arrastraba por el suelo.

—Más cuidado, Mike. —pidió Felix, atrapando su mochila, recién lanzada por su compañero. La dejó caer en el suelo, sin la más mínima intención de deshacerse de los broches y sumergirse en los deberes del día.

—Me pides cuidado y la dejas caer...

El grupo, siempre acompañado por el Dr. Robinson, permaneció, expectante, dentro de la enfermería en todo momento. Tanto Samantha como Reynolds tardarían en llegar, puesto que, además de estar relativamente retirados del edificio escolar, tendrían que hacer preparaciones antes de emprender camino; Samantha tendría que cambiarse de ropa y, tal vez, tomar una breve ducha antes de lo dicho, mientras que Reynolds seguramente tendría que recopilar trozos de vieja información sobre el aparentemente extraño caso de Michelle.

Felix contempló a sus compañeros. Todos parecían preocupados, hasta cierto punto, salvo Robinson, quien seguramente sabría las razones detrás de semejante situación, y James, que tenía gran confianza en su padre. Vince permanecía sentado en otra de las camas, con Ethan a su lado; James y Robinson se encontraban de pie, el primero al lado de la puerta y el último junto a Michelle; Mike y Felix, por otro lado, prefirieron tomar asiento en las sillas del lugar.

Pasó un buen tiempo antes de que Samantha cruzara la puerta, con su uniforme formal puesto. Llevaba su pequeño maletín en una mano, y una bolsa de tela, seguramente otorgándole refugio a su ropa de gimnasia, en la otra.

—¿Pasa algo grave? —preguntó la chica, antes de dejar sus cosas en el suelo, a un lado de la puerta, y caminar hasta donde estaba su hermano Ethan.

—Oh, en absoluto. —respondió Robinson—. Es sólo una compañera de Felix, Mike, Vince y tu hermano, afectada por el síndrome. Sin embargo... Oh, mejor que os lo explique el director.

—¿Tiene Michelle algo especial? —se atrevió a preguntar Felix, levantándose de la silla.

—Ya veremos... —murmuró el médico, a manera de respuesta. Felix pasó entre los dos escritorios y caminó hasta la cama de Michelle, la primera del lado derecho.

—Lamento que te hayas visto arrastrada a todo esto... —susurró el chico, tomándole suavemente de la mano. Sintió como la muchacha le apretaba levemente, pero le restó importancia al hecho al pensar que seguramente se trataría de un acto reflejo.

No pasó mucho tiempo desde la llegada de Samantha cuando el director Reynolds atravesó la puerta con una pequeña máquina en la mano. Era del tamaño de una televisión portátil, y tenía una forma ciertamente parecida. De un lado colgaba un tubo de plástico, conectado a una diminuta, casi invisible, aguja en un extremo, y un tanque de plástico, colgante de la parte delantera de la máquina, en el otro.

Felix no tuvo que mirarlo por segunda vez. Estuvo seguro que aquel aparato era el utilizado para la extracción física del Psique, utilizada para rellenar los revólveres y como principal punto de investigación por parte del equipo de científicos detrás de semejante tecnología. ¿Pero en qué podría utilizarlo Reynolds? El día de extracción había sido el miércoles anterior, y Felix estaba seguro que no había ocasiones especiales... salvo una.

Miró a Michelle por enésima vez. Tan inocente, reposando en aquella cama, ignorante de lo que sucedía a su alrededor. ¿Acaso era ella, Michelle, una de las primeras amigas de Felix, gran compañera en el club de drama? ¿Acaso era ella una poseedora?

—No es posible... —murmuró el chico, al soltar la mano de la inconsciente Michelle y mirarse la palma. Brillaba, lo cual sólo sucedía en tres ocasiones: Al entrar a la zona, al usar el Psique, o al entrar en contacto con otro poseedor.

Pero claro, Felix se había refrescado con su Psique hacia unos momentos. Mike le había puesto la mano en el hombro también. ¿No eran ésas razones suficientes? No... Habían sucedido hacía un buen rato ya... En ese tiempo, la marca bien podía haberse apagado. ¡Aunque, claro, no contaba con un tiempo definido!

El cerebro de Felix detuvo su apresurada carrera para encontrar una respuesta cuando Vince alzó la mano y le mostró su marca, brillante también.

—No querrás decir que... —intervino Mike, poniéndose súbitamente de pie, empujando accidentalmente la silla hacia atrás. El resto del grupo no tardó en acercarse a la cama, mientras que Reynolds, en cambio, se colocó tranquilamente detrás de los muchachos.

—Veo que ya habéis formulado algunas teorías. —expresó el hombre, mirando al grupo con un asomo de sonrisa en el rostro. Tras oír sus palabras, los muchachos se dispersaron, como movidos por hilos invisibles de sólida autoridad.

—¿Pero cómo...?

Todos los ojos se clavaron en el director, esperando la ansiada explicación. El hombre, manteniéndose siempre sereno, se sentó en la cama contraria a la de Michelle, con todo el PP frente a él.

—Supongo que lo primero que queréis saber es qué le sucedió a Michelle exactamente, ¿no es así?

La gran mayoría asintió con la cabeza. El director Reynolds se aclaró la garganta antes de comenzar:

—Michelle, como ya habéis visto, posee un Psique. Si bien éste se encontraba latente, despertó como acto reflejo, con la intención de luchar contra el “Lagune” Syndrome que se apoderaba poco a poco de su cuerpo. Alguien con estas señales sufre un retraso en cuanto a los síntomas y desarrollo del síndrome, volviéndoles así más peligrosos. Estos individuos (muy inusuales, cabe decir) no tienen denominación alguna, así que procederemos a llamarles... —Reynolds se detuvo, esperando que los muchachos buscaran un nombre para las personas con esas características.

—Llamémosles... Umm... ¿Qué tal... “Reverted”...? Sabemos que el Psique revierte, durante cierto tiempo, algunos efectos del síndrome, así que... —sugirió Felix. Ya que nadie puso ningún pero, Reynolds denominó a los susodichos con tal nombre.

—De acuerdo... Los Reverted’s son, para el PP, posibles futuros miembros. Es fácil reconocerlos, pues una vez el síndrome y el Psique han despertado, su esclerótica (La parte blanca del ojo, Mike) se torna de color rojo. El resto de las señales o reglas de un infectado aplican para un Reverted, como los ojos amarillos o el viaje a la zona.

—¿Eso quiere decir que es probable que Michelle tenga un Psique? —preguntó Mike, mirando de reojo a su compañera.

—Es definitivo. —subrayó el hombre—. ¡Bien!, comenzaremos con el proceso de extracción del Psique.

Reynolds se levantó de la cama, no sin antes tomar el aparato que cumpliría con la tarea firmemente, para cruzar el espacio que lo separaba de Michelle con un par de pasos.

Colocó la máquina sobre la cama, a un lado de la chica. No sin antes presionar su correspondiente botón, los mecanismos del interior cobraron vida y provocaron que un zumbido llenara la habitación.

Felix conocía bien el proceso, pues James se lo había explicado ya. La aguja, en realidad, cuenta con dos diminutos conductos independientes, en lugar de uno, al igual que el tubo de plástico. Se penetra la carne desde el centro del triángulo de la marca, llegando al centro de la mano. Debido al escaso grosor de la jeringa, el dolor es apenas perceptible.

Al presionar el botón, un líquido negrusco y espeso recorre la mitad del conducto de plástico, en dirección a la mano del poseedor. Dicho líquido no es más sino un Corrupted derretido. Es una muestra de la sucia y repugnante masa en la que se convierten al morir.

Al entrar en el organismo, el líquido intenta tomar al poseedor como huésped, e infectarle con “Lagune” Syndrome. Sin embargo, si el cuerpo humano es una máquina perfecta, el de un poseedor de Psique debe superar con creces dicha clasificación. Los reflejos actuán rápidamente, sin darle tiempo a la sustancia invasora para actuar, enviando un líquido que le contrarresta en cuestión de microsegundos. Y es este líquido el cual es extraído por el segundo conducto, y llevado hasta el tanque donde se le almacenará.

Como bien se descubrió después de algunos años de investigación, la sustancia puede ser estimulada, provocando que emerga su potencial completo. Si bien varía con cada poseedor, la sustancia actúa siempre igual, como si los poseedores no fuesen más que vasos de agua, diferenciados simplemente por un sencillo colorante.

Acompañado por el zumbido de los mecanismos internos, un ligero sonido de succión pudo ser escuchado, mientras una sustancia de color azul brotaba de la mano de Michelle y ascendía por el tubo, hasta depositarse en el pequeño tanque de plástico.

—Pondré esto en un revólver dentro de un rato. —manifestó Reynolds, separando el pequeño recipiente de la máquina y guardándoselo en el bolsillo interior de su saco.

—Me parece que, exceptuándonos al director y a mí, sólo debería haber tres personas en la habitación, como se ha hecho siempre. —intervino Robinson.

—¿Puedo sugerir que dos de ellas sean Flynn y Johnson? —apuntó James, bastante seguro de la respuesta a su innecesaria pregunta. Reynolds afirmó con la cabeza.

—Creo que Sammy debería ser la tercera. —opinó Ethan, dándole una afectuosa palmada en la cabeza a la nombrada—. Michelle se sentirá más segura al ver a otra chica... supongo.

—No, si es que mujeres sobramos. —rió la muchacha, sarcásticamente.

—Entonces, está decidido. Vosotros tres, estad atentos. Os llamaré cuando Michelle despierte. —dijo Robinson, refiriéndose a los tres privilegiados que le darían la bienvenida a la chica una vez abandonara los brazos de Morfeo.

—Ahora, a clase, que una más no es nada. —rió Reynolds, incitando a los muchachos a dejar el lugar y prepararse para el último periodo, que no tardaría mucho en reemplazar al que estaba en curso. Ethan y Felix caminaron hasta el aula donde les impartirían la clase de Lengua, especializada en Literatura, en unos momentos más, mientras que Vince y Mike subieron a su clase de Trigonometría.



Y así, el tiempo pasó volando. Según el reloj de pared, eran ya las cinco menos quince, por lo que Felix tendría que empezar a prepararse para su club de Atletismo. Por suerte para él, llevaba consigo su ropa de gimnasia, preparada en una bolsa de tela que reposaba a sus pies.

El chico tomó el contenido, dejando la bolsa en el suelo, y se dispuso a cambiarse en la cama contigua a la de Michelle, donde las cortinas le proporcionarían, aunque limitada, cierta privacidad. Cuando terminó, se aseguró de poner todas sus pertenencias en la bolsa, para después atarla al tirante de su mochila y colgarse ambas del hombro.

—Perdón por haberte arrastrado en todo esto... —murmuró, al pasar una última vez al lado de Michelle. Su mano comenzó a brillar cuando le apartó el cabello del rostro con ternura...

¿Ah, pero qué estoy haciendo? —pensó, apartándose de la chica.

¿Que qué estás haciendo? Aprovechando una buena oportunidad, claro. —respondió la voz del Felix interno, generalmente oculto en las profundidades de su mente, ahora tomando el lugar de la tentación.

¿Qué?

Piénsalo... Como Michelle se entere de que has pasado tanto tiempo, aquí a su lado, seguro que se alegrará como nunca. Un gesto como ése no pasa desapercibido.

No, no es eso. Es sólo que... quiero protegerla. Después de todo, casi pierde la vida y...

¡Ah, ah, ah, ah! —interrumpió su contraparte—. Lo que pasa es que te gusta, no lo niegues.

No, no es eso... Se siente como... ¡como el afecto hacia una hermana, eso!

Uf, tío, entonces creo que nos va el incesto porque...

La alarma de emergencia de su reloj de muñeca le sacó de su ensimismamiento, avisándole que llegaría tarde a su club si no se apresuraba.

Felix miró a Michelle una última vez antes de salir por la puerta. Indudablemente, iba a ser un largo día, con muchas cosas para pensar.



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Extra - Breakin' the fourth wall (1):

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Soundtrack (?): http://www.youtube.com/watch?v=Yz_QVy_EsFg
(Felix, Mike, Michelle y Vince se encuentran en clase de Historia, la única en la que coincide un significativo número de miembros del PP. La profesora decide salir del salón de clases hacia la sala de maestros, con la intención de tomar un mapa olvidado en el escritorio de dicha oficina)
Vince: Al fin un poco de tiempo de... relajación. (Se acuesta sobre su escritorio). Con esta señora, no tenemos tiempo para nada.
Felix: ¿Y qué esperabas? Es una clase, impartida por un profesor, una autoridad, al que debemos obedecer y respetar siempre con...
Mike (interrumpiendo): F, cállate. Ya vale, me gusta la Historia, sí, pero seguro que en una prisión la disfrutas más que aquí.
Felix: Pero es que...
Michelle (interrumpiendo): Pero es que nada. F, a veces pienso que eres demasiado serio.
Felix: ¡Eh, que puedo ser divertido también! ¡Todavía recuerdo el olor de Mario! Tenéis que admitirlo, fue una escena graciosa.
Mike: La comedia física es para novatos. Además, has dado más pena que risa.
Vince (ignorándoles): Por cierto, ¿qué os ha parecido el capítulo de esta semana?
Mike: Muy corto, si me lo preguntas.
Felix (molesto): Pues sí, te lo preguntó. Es lógico que sería un poco corto, al ser solamente explicativo. No había gran cosa en el guión. Personalmente, a mí no me ha gustado el asunto de mi flashback, pero qué se le va hacer... Si a Zero le gusta más así...
Michelle: Me gusta, como todos. Pero... para una vez que salgo, y me la paso dormida...
Mike: Pues claro, si eso es lo que hacen los secundarios.
Michelle (molesta): ¿Pero qué no has puesto atención? Dentro de nada seré miembro del PP; y de ahí a prota, no hay mucho trecho.
Mike: Eh, que aquí los únicos protas somos Felix y yo.
Felix (al margen): Haciéndose el importante de nuevo...
Mike: Los demás sois secundarios o fanservice, como en el extra de la pisci...
Felix (deteniéndole): ¡Eh, que ése todavía no sale!
Michelle: ¿Fan... service...? ¿Cómo puedes hacer eso en una novela ESCRITA?
Mike: Fanart.
Michelle: ...
(Hay un silencio incómodo entre los muchachos, apenas roto por los murmullos del resto de los compañeros)
Vince: En fin, discusiones fuera... Me he enterado de algunas cosillas y... ¡Ta-dada-dá! (Saca una hoja de papel de su mochila).
Felix: Y ahora sabes de qué va el siguiente cap, ¿a que sí?
Vince: ...
Mike: Pues venga.
Vince (leyendo): “Capítulo nueve. ‘Tutor’”. (Carraspea) “El capítulo gira en torno a Felix y Michelle, quien finalmente ha despertado y decide unirse al Project ‘Psique’. Puesto que Felix tiene una gran ventaja, al haber luchado contra un infectado por el ‘Lagune’ Syndrome, se le pide que acompañe a Michelle a una misión de limpieza y le enseñe lo básico”.
Felix: ¿Limpieza? Como nos pongan los cuatro pisos del escolar, nos lo pasaremos...
Vince: “Como un pequeño extra, es probable que se agreguen cosas de los miembros del PP, principalmente Vince e Ethan, entre escena y escena. No lo tengo muy claro”.
Vince: “Objetivos:
• Ampliar la relación de amistad [por ahora ;) ] de Felix y Michelle.
• Mostrar nuevos tipos de Corrupted, junto con sus nuevos nombres. Hopper y Angel definitivos.
• Mostrar el Psique de Michelle.”
Vince: ¡Anda, Michelle si tu Psique es de...!
(El lugar es súbitamente engullido por un amplio espacio vacío de color negro. De pie en el centro, se halla un chico de unos 16 años con el uniforme de la academia puesto, y una banda de color verde en su hombro izquierdo)
Zero: Pero qué problemáticos estos chicos... No vuelvo a tirar el cuarto muro, que me llenarán esto de spoilers. Para eso ya está Youtube o el subforo BbS de KHWorld.
Zero: En fin, esto ha sido un pequeño extra [no muy original, la verdad] para compensar el corto capítulo de esta semana. Os prometo, lectores, que el próximo superará las 10 páginas, como siempre (Sonríe).
Zero: No os perdáis el próximo capítulo: “Tutor”. Zero sez: Cya~~!!



Respuestas al lector:

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Ichi.- Persona influenció, sí, pero no tanto como puede parecer en un inicio. Psique comenzó como un pequeño cómic cuando yo tenía 12 años. Claro, no se llamaba Psique, y los personajes eran completamente distintos, pero los Corrupted's y el Psique seguían allí, aunque con otro nombre. Debo admitir que P3 me influenció para comenzar el PP y lo del tiempo detenido. Persona 4, por otro lado... Bueno, de vez en cuando escucho algunos temas de la OST para escribir... ¿Eso es influencia? xD

Sombra.- Sí, he jugado P3 y P4, y comencé el P2 (IS) hace tiempo, pero lo dejé abandonado. Sobre tus semejanzas, sólo el PP vendría a ser el SEES ^^U (Mencionado en el mensaje para Ichi). En cuanto a lo de que Felix se muda, no había notado la semejanza, la verdad.

Jeanne.- Un punto de vista bueno :3
Oh, y quiero FanArt =DDD (?)
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea

Notapor Sombra » Mar Jun 29, 2010 9:26 pm

E de admitir que me a gustado (Te has currado la explicacion de la extracción del Psych...Me estaba preguntando como lo hacian) ¿Que clase de poder tendrá Michelle?

El Laguna syndrome sería el equivalente a los caso Reverse... y has usado ese nombre para un tipo de monstruos. Se nota que te gusta la saga persona. Espero que continues así de bien ^^

PD: Un Extra muy gracioso jajaja
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea

Notapor Zee » Mar Jun 29, 2010 10:54 pm

Sombra escribió:El Laguna syndrome sería el equivalente a los caso Reverse... y has usado ese nombre para un tipo de monstruos. Se nota que te gusta la saga persona. Espero que continues así de bien ^^

_sata
Ya he dicho que lo único influenciado por Persona es el PP :cry: Esta historia NO se da en el universo de Persona.
Y es Reverted, Revertido, no Reverse.
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea

Notapor Jeanne24 » Jue Jul 01, 2010 6:46 pm

odebecido<==obedecido
descacnsaba<==descansaba
"Uf, tío, entonces creo que nos va el incesto porque..." <== xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
preguntó<==pregunto


Buen capítulo,a excepción por las faltillas que te he pillado esta vez(no escaparás ê.ê),seguramente han sido fruto de la prisa.Ten más cuidado la próxima vez.El cap...revelador,sin duda.Supongo que ya tenemos a la partenaire de nuestro protagonista :3 Bien,bien,me gusta que sea ella,me gustó su personaje desde el principio y eso me hace alentarlos a ambos a que estén juntos y hagan mucho Mini-felix ê.ê xDDDDDDDDD.Reverted,se me hace algo extraño,pero mola.

¡Sigue con Psique,animo! :3
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Demyx escribió:Llegaré a ser el mejor
el mejor que habrá jamás
mi causa es ser moderador
tras mucho postear~~
Postearé a cualquier lugar
floodearé en cualquier rincón
al fin podré desentrañar,
el poder que hay en KHWorld
Son platines, hazte con todos, siiii~~
es mi destino, mi misión,
es KHWorld.
Mentos mi amigo fiel
nos debemos defender

HollowRiku escribió:Pues que mal, ¿no? =(

HollowRiku escribió:Omg, ¡muchas gracias por el primer puesto en User invisible! No me esperaba algo así :cry: En realidad he trabajado duro para conseguirlo, creo que me lo merezco xD

Demyx escribió:Todos locos

Demyx y Jeanny escribió:Demyx: What?
Jeanny: No sé, what tú
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea (Detenido ): )

Notapor Zee » Mar Jul 06, 2010 3:30 am

Aviso que esta semana no habrá capítulo de Psique. Me encuentro bloqueado, y sin ánimos, y las palabras simplemente no me salen. Además, estoy un poco ocupado con la publicación de un libro de bolsillo, por lo que ahora Psique no es mi enfoque principal. El blog sí será actualizado durante lo que dure este suceso (o por lo menos será actualizado hasta el cap 8).
A ver si consigo más lectores, que es una de las causas que me desaniman...

Una disculpa, escasos lectores.
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea (Detenido ): )

Notapor Sombra » Mar Jul 06, 2010 10:08 am

Es una pena que no puedas poner el Capitulo de la semana pero si no puedes escribir es mejor eso que hacer una chapuza. Esperando el episodio con ganas ^^
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea (Detenido ): )

Notapor Habimaru » Mar Jul 06, 2010 12:06 pm

Zero escribió:Aviso que esta semana no habrá capítulo de Psique. Me encuentro bloqueado, y sin ánimos, y las palabras simplemente no me salen.

Sé lo que se siente, así que... ¡Ánimo!
A ver si consigo más lectores, que es una de las causas que me desaniman...

Una disculpa, escasos lectores.

A mi criterio, eres uno de los usuarios con más lectores que conozco en este foro. Al menos, lectores que comenten, que yo sólo tengo dos. ¡Así que ese no es motivo para quejarse!
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea (Detenido ): )

Notapor Choco » Vie Jul 09, 2010 1:07 pm

Me he leído todo lo que has escrito en una hora (chan chaaaaan _sata)
Me gusta mucho la historia ^^ Yo tampoco he jugado al Persona 3/4, así que tampoco puedo comparar con el juego u.u
Lo de la hamburguesa, pensaba que sería... yo que sé, algo prohibido mega secreto y al final resulta ser una dichosa hamburguesa xD. Y la princesa y el sirviente, un guiño a la historia a que escribiste? :D En fin, esta historia tiene de todo: humor, acción, futuro romance? xD Decirte que la sigas, que tiene futuro y a ver si sales de este bloqueo, que todos los que la hemos leído te apoyamos! :DD
Venga, buena suerte y... a escribir! =D
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