Algo no iba bien.
Según su reloj, ya eran las siete de la tarde. Lady Night suspiró tras comprobar la hora y dirigió su vista al cielo. Se encontraba sentada en el suelo de la terraza de un apartamento tomando el aire libre y disfrutando de aquel brillante sol. La terraza era pequeña y sin decoración, excepto por una silla barata de plástico blanca sobre la cual estaba sentada. Ya casi había pasado el día, y la misión de la Round no había llegado.
Aquella no era precisamente la forma de actuar de Sponsor. ¿Por qué no había misión? ¿Por qué no soltaba a los Killers contra los Players?
-¿Qué tramas, Sponsor? –susurró ella, mirando su teléfono.
Llevaba desde el día anterior preocupada también por Neipol. No había rastro de él. Parecía haber… Desaparecido. Se preguntó si Mad…
“No, Neipol no moriría así.”
El móvil sonó. Un mensaje de vídeo.
Lady se apresuró a abrirlo.
Axel se despertó. Se encontraba encima de la cama de la habitación de Inahf, con ésta dormida y apoyada sobre su pecho, mientras que en el suelo estaban Flint y Nykai. Se lanzó a mirar la hora en su móvil; las siete de la tarde. Y sin embargo, no había llegado la misión.
Observó a Inahf. Por una vez sonreía, allí dormida. Axel también sonrió, contento. No se movió ni un palmo, temiendo despertarla. Le había costado mucho dormir, y más tras ver a Sponsor por Game City. Pero le pareció extraño que no les hubiera llegado la misión. Normalmente, Sponsor solía enviarla a primera hora de la mañana. ¿Por qué tardaba tanto?
Daba igual. Lo mejor sería esperar a que otro la cumpliera mientras ellos se quedaban allí. No quería por nada del mundo cambiar su posición actual con Inahf.
El móvil vibró. Axel se apresuró a abrir el vídeo que le había enviado Sponsor para no despertar a Inahf. La misión.
Neipol se tiró al suelo, tosiendo con fuerza y escupiendo sangre. Pesadilla le estaba consumiendo, y a cada segundo que pasaba lo notaba más y más.
Eran las siete de la tarde. Neipol se había pasado todo el día caminando por Game City buscando a Samara. Debía encontrarla cuanto antes, pero parecía un fantasma invisible que no quería ser visto. El tiempo se le acababa, literalmente.
Sponsor no había enviado misión. Aquel gesto era muy sospechoso en él. Alguien tan obsesionado con la perfección de los detalles, con tan poca paciencia no era capaz de aguantar a enviar la misión cuanto antes. ¿Por qué esta vez no era así? ¿Por qué se hacía de rogar?
Neipol se limpió la sangre de la boca con el brazo derecho, que no llevaba la manga. Claro, se la arrancó el día que Samurái atacó a Samara; casi lo había olvidado. Desde ese momento supo el peligro real en el que se encontraba. Y para protegerse sólo tenía un revólver con tres balas.
El móvil vibró. La misión. Neipol lo sacó para verlo.
Asia frunció el ceño. Lo que estaba pasando era inadmisible.
Ella era una mujer que valía más que aquello. Una científica de renombre trasladada directamente desde la gran empresa científica “Lord Investigations” a allí, una isla perdida en la nada donde se celebraba un juego de dudosa legalidad, a un edificio que llamaban Big Building. Las paredes de los pasillos que atravesaba eran oscuros, correspondientes a los pisos superiores, donde se podría decir que habitaba su actual jefe, “Sponsor”. Y se empezaba a hartar de aquella situación.
Ella era una mujer de veintiocho años, alta, metro ochenta, morena de ojos azules grandes. Su pelo pelirrojo solía llamar la atención generalmente, largo y ondulado, que pegaba bastante bien con su bata de científica blanca. Mucha gente podía afirmar que era “sexy”, pero en los cuatro meses que llevaba allí no se había comido un rosco y se sentía tremendamente ignorada por Sponsor.
Llegó a las puertas de su despacho, dobles, grandes y de roble, de donde no se dejaban de oír risas de aquel loco. Últimamente poco lo había visitado porque se pasaba la mayor parte de su tiempo en la sala de vigilancia de cámaras. En la puerta se encontraban dos de sus matones, que le bloquearon la entrada de inmediato.
-Identifíquese –ordenó uno de ellos.
-Aparta, Reaper –imperó ella-. Tú también, Ter.
Los dos matones se apartaron, temerosos de la mujer. Ésta entró empujando ambas puertas y oyó más fuertes aquellas risas.
El despacho era enorme. Estanterías llenas de libros de todo tipo cubrían ambos lados de la sala, junto con algún trofeo. Dos macetas decoraban la entrada, con una planta surgida de un tronco con forma de palo. El suelo era una lujosa moqueta verde, y una lámpara de araña decoraba el techo. Frente a ella había un escritorio de cristal amplio y lujoso, lleno de papeles desordenados, informes y fotos. Después de éste, se encontraba Sponsor, sentado de espaldas a ella en una silla de cuero mirando por las cristaleras; todo Game City y el mar se podían ver a través de él, a la vez que el sol iluminaba todo de lleno, dándola en la cara. Pudo observar que Sponsor llevaba una copa de vino, en la mano, mientras que la botella se encontraba en el escritorio. Junto a él estaba Triple Siete, que observaba fijamente a Asia.
-¡Quiero explicaciones! –ordenó Asia a Sponsor. Su risa cesó de golpe, pero no se giró.
-¿Explicaciones de qué?
-¡De eso que tengo ahora mismo en mi laboratorio! Dios santo, ¿qué me has enviado? ¿Qué me has traído?
-Así que lo has analizado.
-¡Exijo que se me informe de experimentos así! –Asia estaba realmente enfadada, aunque no fuera realmente por ello- ¿Para qué me has estado todo estos meses ordenando investigar el modo de lograrlo, si después tú mismo has encontrado la solución? ¿Para qué me has traído a esta isla? ¡Ya veo que no necesitas mi ayuda! Supuse que el señor Lord me daba una gran oportunidad al venir aquí, pero poco después me enteré de que acababa de romper sus lazos con la empresa. Entonces, ¿para qué me quieres aquí, si ya has podido avanzar en los experimentos sin mí?
Sponsor giró la silla, contemplándola. Llevaba gafas de sol para contrarrestar la luz del sol que le había dado directamente. La sonrió con felicidad.
-Estás sorprendida, ¿verdad? –preguntó- “Cómo lo habrá logrado ese cretino de rojo”… “Me siento una inútil”…
Asia envió una mirada asesina.
-Sin embargo –Sponsor dejó su copa sobre su mesa- debes saber una cosa.
-¿El qué? –Asia estaba molesta. Sponsor sonrió con más ganas.
-No he sido yo.
A Asia casi se le volcó el corazón al oír aquello.
-¿Qué?
-Venía así de serie.
Sponsor rompió a reír como un maniático de nuevo. Asia, sorprendida y asustada, comenzó a apartarse. Se dio la vuelta y salió de aquel despacho, inmersa en sus pensamientos.
No. No era posible.
Debía seguir investigando.
Hacía escasos segundos que el grupo había escuchado la melodía que anunciaba un nuevo mensaje en sus móviles. Finalmente, tras horas de espera, la misión había llegado. El grupo se encontraba todavía en la fábrica en la que habían entrado por la noche. Axy se encontraba sentada en una vieja silla de madera que habían encontrado, al lado de Choco, que permanecía dormida. Mientras, Sopho, Gambit y Freya se mantenían en silencio, sentados en el polvoriento suelo. Sopho, que no había pronunciado una sola palabra en horas, cogió lentamente su móvil después de escuchar la melodía. The Death, que estaba alejado del grupo, apoyado en una pared al lado de la puerta de la fábrica, se acercó a escuchar la misión.
Sopho pulsó uno de los botones del móvil, haciendo que la pantalla mostrase, como en anteriores ocasiones, al hombre vestido de rojo, sentado en su lujoso sillón. Pero a diferencia de otras veces, la sala parecía más luminosa. Sponsor movía lentamente la copa llena de vino que sostenía en la mano, mientras exhibía su típica sonrisa maniática. Tras dar un sorbo de la copa, dirigió la vista a la cámara.
-Buenas tardes, queridos Players – Sonrió cínicamente. - Tras unas horas de espera, da comienzo la misión de la séptima Round. “Gathering” - Sponsor rió levemente. - El objetivo es muy sencillo. Todos vosotros debéis entrar en la vieja fábrica que hay en Game City. Suerte, Players. - Tras la risa de Sponsor, el mensaje acabó. Sopho guardó el teléfono en su bolsillo y agachó la cabeza, sin decir nada.
-Entonces... - Empezó Gambit, dirigiendo la mirada a Sopho. - Nosotros ya hemos cumplido la misión.- Tras el asentimiento del grupo, excepto de Sopho y Choco, the Death se alejó, volviendo al lugar donde estaba antes. Gambit miró fijamente el pañuelo que rodeaba su cuello.
Tras recibir y ver el mensaje de la misión, Axel y los demás se dispusieron a ir a la fábrica. El grupo salió al exterior. Las calles se encontraban bañadas por la anaranjada luz del atardecer. Axel entrecerró los ojos por el cambio de luz y dirigió la mirada a Inahf. La luz del sol la iluminaba suavemente. Cuando sus miradas se cruzaron, ambos se sonrojaron levemente.
-Venga, parejita – Interrumpió Nykai, algo molesta. - Ya va siendo hora de ir a la fábrica. - Tras esas palabras, comenzó a caminar en dirección contraria al atardecer. Axel, Inahf y Flint la siguieron.
Mikun posó la taza de café, ya vacía, sobre la mesa. Acababa de ver el mensaje de la misión, que le indicaba que debía dejar ese lugar y dirigirse a la fábrica. Tras un suspiro, recogió sus cosas y salió de la sala.
-Qué molesto es ese cabrón... - Suspiró, mientras cerraba la puerta.
The Death observó el exterior de la fábrica nuevamente. Pronto empezarían a llegar todos los Players. Aquella misión le seguía resultando extraña. Tras breves segundos, el encapuchado empezó a distinguir a cuatro personas en el horizonte, caminando hacia la fábrica.
Axel y sus compañeros llegaron finalmente a la entrada de la fábrica. Observaron el interior mientras entraban con paso lento. Era una fábrica enorme. Un hombre encapuchado estaba apoyado en la pared, al lado de la puerta, sin prestar atención a los recién llegados. Axel caminó por el interior de la polvorienta fábrica, observándola. Pudo ver a un grupo de Players sentados en el suelo, y a dos chicas sentadas en sillas, una de ellas en una silla de ruedas. Tras observarles durante un rato, Axel se sentó en el suelo, en otro lugar de la fábrica. Inahf se sentó a su lado, Nykai se puso a dar vueltas por la fábrica y Flint se quedó de pie, al lado de la pareja.
Lady caminaba con paso rápido por las casi nocturnas calles de Game City. Estaba ya cerca de la fábrica que mencionaba el mensaje de la misión. Si él seguía vivo, sin duda le encontraría allí. Con ese pensamiento ocupando su mente, Lady aumentó la velocidad de sus pasos. Estaba impaciente por llegar y encontrarle sano y salvo allí.
La fábrica se distinguía en el horizonte. Mikun, que había recorrido todo el trayecto con paso tranquilo, se detuvo a algunos metros de la entrada. Aquella fábrica era realmente enorme. La aparición de alguien a su lado la sacó de sus pensamientos, todos acerca de la información que había obtenido hasta ahora. La persona que pasó por su lado era una Player, que entraba en la fábrica rápidamente. Mikun la siguió.
No estaba allí. Tras echar un vistazo por toda la fábrica, Lady concluyó que Neipol todavía no había llegado. Debía mantener la esperanza de que llegaría. Él no podía haber muerto. Convencida de que aparecería pronto por aquella entrada, Lady se sentó apoyada en una pared, al lado de la puerta.
Tras haber recibido el retrasado mensaje de la misión, hacía algunos minutos, Neipol decidió dejar de buscar inútilmente por las calles de la ciudad. Ya sabía dónde estaba Samara. Y en esos momentos, pensando en ella, se dirigía todo lo rápido que podía a la fábrica abandonada. Su enfermizo estado no le permitía ir muy rápido, y se estaba esforzando mucho en ir a esa velocidad. Tanto, que unas gotas de sudor caían por su frente. Neipol se limpió el sudor con el brazo izquierdo, el que todavía tenía la manga, sin dejar de caminar. La fábrica se distinguía finalmente a lo lejos.
Tras recorrer una larga calle, llegó a la gran fábrica. Disminuyendo ya la velocidad de sus pasos, cruzó la entrada. Lady, nada más verle entrar, se levantó velozmente y se dirigió hacia él. Estando ya delante de Neipol, la chica le abrazó con fuerza. Neipol soltó un leve quejido.
-Lo siento – Se disculpó Lady, soltándole. - ¿Qué te ha pasado?
-No es nada grave – Mintió Neipol, apartando la mirada. Lady tenía la sensación de que no era así, pero decidió no insistir.
Sin previo aviso, el móvil de todos empezó a sonar. Se apresuraron a cogerlo y escucharon la maniática risa de Sponsor al otro lado de la línea.
-Players... me he hartado de vosotros – Dijo Sponsor, con un tono de locura en su voz. - Y como estoy harto de vosotros... el Game ha acabado para todos. - Estalló en carcajadas maniáticas, mientras todos los presentes en la fábrica se preocupaban por aquellas palabras.
-¡No puedes hacer eso! - Gritó the Death de repente. - ¡Sabes que a Creator no le gustará!
-Me da igual – Dijo únicamente Sponsor. - El juego ha acabado. Hasta nunca, Players... - Dijo, antes de colgar, riendo nuevamente.
The Death echó un vistazo al exterior, donde empezó a venir lo que estaba seguro que llegaría. Bruto y Samurái caminaban hacia la fábrica.
-¡Mierda! - Gritó the Death, al verles. - ¡Era una trampa de ese cabrón!
Todos empezaron a preocuparse aún más. Notaron que su final estaba cerca. Cuando los Killers estuvieron ya en la entrada, alguien pasó corriendo por el lado de the Death, Neipol y Lady. Era Flint.
-¡Chicos! ¡Cerrad la puerta mientras les distraigo! - Gritó Flint, corriendo hacia los dos Killers. - ¡¡Rápido!!
Todos los Players, que se habían levantado al ver a los Killers, se acercaron a la entrada para evitar que Flint saliese, pero era tarde. El chico estaba siendo atacado por los Killers brutalmente. Todos apartaron la mirada. Lady se puso de espaldas a Neipol, evitando mirar aquel asesinato, mientras que the Death, apesadumbrado, pulsó el botón que estaba al lado de la puerta. Ésta empezó a cerrarse, mientras Samurái acababa con Flint, atravesándolo con la espada y cubriendo todo de sangre.
La puerta seguía cerrándose, mientras todos lamentaban la muerte de Flint. Un terrible pensamiento cruzó la mente de Gambit.
-¡Fuera hay otro botón para abrir la puerta! - Exclamó, exteriorizando ese pensamiento.
Todos se sorprendieron. El chico tenía razón, habían visto un botón similar. Después de todo, la muerte de Flint había sido en vano. Los Killers abrirían la puerta y acabarían con ellos.
-No... - Murmuró Lady, de repente. Se giró, mirando a Neipol a los ojos. - Perdóname... - Le dijo, con una lágrima cayendo por su rostro. Tras darle un fuerte abrazo, Lady juntó sus labios con los de Neipol. Deseó que eso nunca acabase, que estuviesen juntos siempre. Pero era imposible. Tras separarse de Neipol, corrió hacia la puerta.
-¡No! ¡¡Samara!! - Gritó Neipol, corriendo tras ella. Intentó agarrarla, pero era tarde. Samara había salido por el reducido hueco entre la puerta y el suelo, antes de que ésta se cerrase.
-Perdóname... - Dijo la chica, antes de salir.
Ya fuera, Lady corrió, evitando a los Killers. Debía acabar con ese botón, evitar que abriesen la puerta... Salvar la vida de todos. Cuando ya estaba a escasa distancia del botón, notó que algo tiraba de su pie. Le miró. Era Bruto. Lady gritó, inútilmente. No podía morir todavía, debía acabar con ese botón... Con un enorme y último esfuerzo, la chica agarró el botón con todas sus fuerzas. Bruto tiró de ella, haciendo que el botón fuera arrancado de su sitio, quedando en la mano de Lady. Ésta lo dejó caer. Lo había conseguido. Había salvado a todos... Había salvado a su amor. Con lágrimas cayéndole por su rostro, pero al mismo tiempo alegre por haber conseguido su objetivo, Lady aceptó su muerte.
Un charco de sangre empezó a aparecer por el pequeño hueco que quedaba entre la puerta y el suelo. Finalmente, la gran puerta se cerró con un golpe seco.
-No... - Murmuró Neipol. - ¡No! ¡¡No!! ¡¡Samaraaaaaa!! - Gritó, estallando en lágrimas de tristeza y rabia. Su amada Samara ya no volvería a estar con él. Había fallado su misión.
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Siento el retraso de 20 minutos. La mitad (A partir de "Debía seguir investigando"), está escrita por mí. Para que no se eche la culpa a Narra del bajón de nivel xD