Los Killers casi habían entrado y matado a todos los Players. Sopho se dio cuenta de que tanto el sacrificio del chico como de la chica habían sido decisivos. ¿Podrían haber aguantado allí, encerrados con máquinas de matar, si ellos también se hubiesen unido a aquel caos? No. De ningún modo. No había organización, no había decisión… Un puñado de gente con intereses propios e incapaces de darlo todo por los demás. Los auténticos vencedores del Game eran ellos.
Hacía unos pocos segundos se sacrificaron dos almas puras para salvar a otras tantas, probablemente para que la mayoría o todas murieran después.
Y él no era más que el que inducía el caos. Era diferente al resto en ese punto; él podría crear más caos, en vez de revertirlo.
Axy se tiró al suelo, sintiendo una gran presión en el corazón. De golpe, había sentido como si le hubiesen apuñalado allí; un gran dolor experimentado durante unos segundos, poco antes de desaparecer. Cuando lo hizo, no podía quitarse una sensación desagradable de encima. Siguió de rodillas al suelo, con la mano derecha sobre su pecho, intentando tranquilizarse, mientras Choco la miraba de lado.
-¡Axy!
Freya fue corriendo a socorrerla. La levantó del suelo, agarrándola por los brazos, y ésta vio a Gambit detrás de su compañera. Parecía también preocupado.
-Axy, ¿estás bien? –preguntó Freya- ¿Por qué estás llorando?
Axy se llevó las manos a los ojos y tocó unas lágrimas.
-No lo sé –sollozó ella-. Creo que… Esa chica, Lady… Dios, Freya…
Freya acogió a su amiga en un abrazo mientras echaba a llorar a su pecho. Gambit no comprendía bien la situación y quiso intervenir, pero una negación de la cabeza de Freya le echó atrás. Miró a otro lado, sintiéndose impotente al no haber podido hacer nada.
Observó el resto de la fábrica. Sopho se había marginado entre unas cajas, sentado en el suelo y sujetándose de las piernas. Neipol golpeaba inútilmente la puerta principal, sollozando el nombre de la chica. The Death observaba fijamente a dos chicos, Inahf y Axel, que se mantenían juntos. Otra chica llamada Nykai se mantenía apartada, sujetándose el brazo izquierdo por el codo, sin saber qué decir. Por último, una extraña mujer toqueteaba su portátil, apartada y sentada sobre una caja, como si nada acabara de suceder. Gambit se sintió molesto con el comportamiento de aquella Player.
-Gambit.
El muchacho se giró y dirigió su mirada a Choco. Había levantado la mirada hacia él, con los ojos muy abiertos.
-¿Puedes llevarme al centro?
Gambit asintió con la cabeza y agarró la silla de ruedas. Comenzó a empujar lentamente, acercándola al centro de la fábrica, entre las máquinas y las cajas. The Death le dirigió la mirada. Choco tosió antes de comenzar a hablar.
-Escuchadme todos, por favor.
La gente centró su atención en aquella mujer, excepto Neipol y la chica del portátil.
-Todos acabáis de verlo –señaló Choco-: Sponsor acaba de intentar matarnos a todos. Sponsor es nuestro auténtico enemigo.
-¿No lo son los Killers y Traitors? –preguntó Inahf. Choco negó con la cabeza.
-No. Los Traitors no son más que marionetas de su función, y los Killers juguetes reemplazables. Debemos centrar nuestras fuerzas en el auténtico cerebro, en aquel que ha roto todas sus promesas de golpe. ¿O creéis que si ganáis os dejará marcharos libremente, tras lo que acabáis de ver?
-¡Pero no podemos confiar en nadie! –saltó Nykai- ¡Cualquiera de nosotros puede ser un Traitor!
-Pues invito a todo Traitor a que dé un paso adelante y rompa su lealtad a Sponsor –animó Choco. El silencio se hizo durante unos segundos en la fábrica. Ella suspiró y levantó la cabeza-. Yo misma soy una Traitor.
Exclamaciones se mostraron en las caras de algunos Players. Inahf cuchicheó algo a Axel, mientras The Death clavaba su mirada en estos dos.
-Sponsor me traicionó –explicó Choco-. Me utilizó contra otro Player para después dejarme tirada. No fui más que una marioneta para ver lo que era capaz de hacer aquella persona, aparte de para lograr… -suspiró- Sexo. Por eso juro en el nombre de todos los Players caídos por su culpa… Que le mataré yo misma.
El silencio se hizo otros segundos más. Neipol se levantó y se giró hacia ella.
-Yo también soy un Traitor –confesó.
En esta ocasión no hubo tanta sorpresa. Neipol se dirigirió hacia Choco, hasta llegar a ella y mantenerse firme frente a frente, mirándola hacia abajo.
-Sponsor ha matado lo único que me importaba proteger. Me prometió que hoy podría abandonar este juego con ella. Pero me ha traicionado… Me ha arrebatado las ganas de vivir. No me quedan más que unas horas de vida, pero yo también lo mataré. Cuenta conmigo.
El silencio se hizo de nuevo en la fábrica. Choco volvió a hablar.
-¿Alguien más?
Algo impulsó a Axel dentro de sí mismo a hablar. Quería decirlo: “soy un Traitor, y también me niego a seguir las órdenes de Sponsor”. Pero no podía. ¿Qué pensaría Inahf de él? Le odiaría, le detestaría y mandaría fuera de su vida. No podía hacerlo. Reprimió sus ganas.
-¿Nadie? –preguntó de nuevo Choco.
Axel se mordió el labio inferior. No, nadie.
-Está bien. Ahora… -Choco se mostró triste un momento- Nuestro amigo the Death sacará a la luz a aquellos que están contra nosotros.
The Death comenzó a caminar con decisión. Axel levantó la vista y vio que se estaba acercando a él. Se asustó de golpe. ¿Podía estar acercándose a él? ¿Cómo podía saber que él era un Traitor? ¡Nadie más que él conocía la lista! No, no podía estar acercándose a él. Dirigió su mirada al suelo, a su derecha, desviándola de the Death. No podía, no podía, no podía…
The Death le alcanzó y le levantó en el aire por la camisa. Inahf reaccionó agarrando al Player por la ropa, que la ignoró.
-¡Confiesa! –ordenó a Axel. Éste no supo cómo reaccionar. Notó que su cabeza chocaba contra una de las máquinas, haciéndole daño, a la vez que The Death seguía agarrándole.
-¡Suéltale! –gritó Inahf- ¡Suéltale! ¿Qué te ha hecho? ¿Por qué le agarras así…?
-Aparta –pidió the Death-. Es un Traitor.
Inahf reaccionó apartándose de él. Apretó su puño con fuerza.
-¡Mientes! –gritó. Se lanzó a por the Death- ¡¡Mientes!!
El Player notó a la muchacha lanzándose sobre su cuello por la espalda. Intentó zafarse de ella, pero al hacerlo, tiró de su capucha y cayó al suelo bajándola. The Death reaccionó soltando a Axel y llevándose la mano izquierda a la cara.
-¡No! –the Death estaba histérico intentando agarrar la capucha con la derecha- ¡¡La capucha no!!
Inahf pegó un grito al ver su cara. Todas las miradas de la fábrica se clavaron en él, incluida la de la muchacha del portátil. Los ojos de Gambit parecían que se iban a salir de su órbita. Ahora entendía porqué the Death ocultaba siempre su rostro.
Su cara estaba destrozada y deforme. No había casi nariz, sólo dos orificios negros y con algo del tendón sobresaliendo de ellos. Faltaban trozos de carne alrededor de la cara, llena de cortes y rasguños. El labio superior estaba cortado, enseñando directamente sus dientes amarillentos y poco cuidados. Su ojo izquierdo no estaba, lo sustituía un ojo de cristal y en el otro, color café, faltaba el párpado superior. Para rematar el asunto, unos pocos pelos se asomaban por la calva.
The Death se apresuró y volvió a ocultar su cabeza entre las sombras de la capucha. Observó a los Players, todos atónitos ante lo que acababan de ver. Lleno de furia, se dirigió a Axel y lo volvió a levantar en el aire, esta vez agarrándolo por el cuello.
-¡Maldito Traitor! –gritó, apretando el puño- ¡Por tu culpa…!
-¡The Death! –la voz de Choco era fuerte por una vez- ¡No hagas nada!
El Player se giró ligeramente para mirarla. Suspirando, dejó caer a Axel al suelo.
-¡Escuchad todos! ¡Especialmente tú, Inahf! –the Death seguía muy enfadado con la escena que se acababa de dar mostrando su cara en público- ¡Este “Player” es un Traitor escogido por Sponsor, y tal como nos ha revelado, no se unirá a nosotros!
-¿Es verdad, Axel? –preguntó Inahf. Axel no supo qué decir.
-Yo… -susurró- Lo siento… No quería hacer daño a nadie…
-¿De veras, Axel? –the Death estaba todavía enfurecido- ¡Diles eso al hombre de aquella casa!
Axel abrió los ojos como platos.
-¿Qué casa? –preguntó Inahf, con algo de miedo dentro de ella de descubrirlo. Axel intentó detenerlo.
-¡No, por favor!
The Death estaba dispuesto a contarlo con tal de vengarse un poco de lo sucedido.
-¡La casa que Axel quemó con su propietario dentro!
Inahf se quedó perpleja ante aquello, incapaz de decir nada. Axel apretó su puño y observó su quemadura, hecha aquel mismo día que the Death relataba.
-Fue algo de fútbol –señaló the Death-. No conozco bien los detalles, pero tu amiguito Traitor entró en la casa de un árbitro y la quemó como venganza por un partido que según él había arruinado su vida. ¡Y ahora mírale! ¡Un hombre de Sponsor!
Inahf dirigió su mirada hacia Axel. Éste fue incapaz de mirarla a los ojos.
-Dime que no es verdad –le pidió ella-. Por favor, dímelo…
-Yo… No sabía que estaba dentro… -Axel observó su quemadura- No lo sabía… En serio… Intenté salvarlo…
-Negoció con Sponsor para salir de prisión –continuó the Death-. Hace falta no tener escrúpulos para matar a un puñado de Players a cambio de la libertad de uno.
-Inahf, lo siento… -sollozó Axel, intentando acercarse a su amante. Ella se apartó de él, con los ojos llenos de rabia.
-Aléjate de mí, monstruo.
Axel se sintió realmente dolido con aquello.
-No vuelvas a mirarme –ordenó ella, apartándose de él- nunca más.
Con aquellas palabras, Inahf se fue al otro lado de la fábrica, con lágrimas en los ojos, mientras Axel observaba. The Death sólo pudo bajar la cabeza y dirigirse a otro lado para llamar a su contacto.
Bruto y Samurái descansaban en el exterior de la fábrica, a las puertas de ésta. Si salían, tendrían la oportunidad perfecta para acabar con ellos. Junto a ellos, los cadáveres de Flint y de Lady estaban por el suelo, el de la chica más cuidadosamente que el del chico.
Se escuchó un grito al otro lado de la puerta. Samurái soltó un par de risitas que Bruto no tardó en notar.
-¿De qué te ríes? –le preguntó. Samurái observó su katana.
-Algo me dice que ese grito se ha producido al ver la obra de arte que hice en la cara de cierto Player –aseguró él-. Mi obra maestra.
-¿The Death?
-El mismo. Hace cinco años de aquello.
Bruto miró el cielo estrellado.
-Tú eres el que más lleva aquí –señaló Bruto-. Yo sé bien la razón por la que estoy aquí. ¿Pero qué sabes acerca de Comando?
-¿Ése? Es un renegado, padre de una Player.
-Sí, pero, ¿qué más hay? Sponsor no elige a cualquiera para nuestro papel, y menos a alguien que en cuanto despierte se negará a matar.
-¿Has oído hablar del proyecto Pesadilla?
Bruto negó con la cabeza.
-Es el proyecto definitivo de Sponsor, por lo que sé. Llevan mucho investigando y sólo han sacado dos cosas de él.
-¿Y qué son?
-Por lo que sé, mañana veremos una de ellas.
Samurái observó el cadáver de Lady Night.
-Llévasela a Sponsor –le señaló a Bruto.
-Ni hablar, si salen esos chicos…
-Yo vigilo –aseguró Samurái-. Tú ve a verle y a ver qué te ordena.
Bruto se cruzó de hombros y cogió el cadáver de la chica. La aupó a su hombro y comenzó a caminar en dirección al Big Building.
Comando se escondió tras una pared, viendo que Bruto se alejaba. Eso dejaba a Samurái solo. Observó su metralleta y se hizo la pregunta de su vida.
¿Tendría fuerzas de disparar las armas que tanto había odiado…?
Una marioneta entró en escena. Era una pequeña función encima de una mesa de cristal, iluminada por la lámpara de araña del techo. La marioneta era pequeña y controlada por unas cuerdas que iban directamente a la mano izquierda de Sponsor. Se trataba de un personaje femenino con ojos cerrados y orientales, mientras que en su mano derecha tenía otra marioneta de un hombre con una metralleta.
-“¡Escuchadme todos, odio a Sponsor y le voy a matar!” –Sponsor fingió una voz femenina como pudo, aunque el movimiento de brazos del muñeco era sublime; parecía casi tener vida propia- “¡Soy una marioneta en sus manos! ¡Todas mis acciones han sido controladas por él, así que si lo mato, me liberaré!”
-“¡Yo soy un inútil, no sirvo para nada!” –esta vez, la voz que imitaba Sponsor era más grave y adulta, moviendo su mano derecha- “¡Soy un Killer y no he matado a nadie! Nadie me quiere… ¡Así que también mataré a Sponsor!”
-“¡Crearé un ejército contra él para suicidarnos todos los Players en fila!” –animó con su voz femenina.
-“¡Buena idea! ¡Y yo…!”
-¡Sponsor!
Sponsor se alarmó al oír aquella llamada y levantó la vista. Creator se encontraba frente a él, en la puerta, observándole con ira.
-¿Sí, señor? –preguntó algo burlón.
-¡Deja de jugar con esas marionetas y muestra seriedad! –le ordenó el hombre con su voz robótica- ¿Qué has hecho? ¿Cuál era la misión de hoy?
Sponsor se levantó de su sillón con sus dos marionetas y se dirigió a la estantería a su izquierda. Dejó a Choco y a Comando entre las versiones de trapo de Bruto y Madmahon, el cual estaba bocabajo al igual que otras marionetas como Ichi y Riku.
-Nada interesante –contestó Sponsor-. Sólo han caído dos Players.
-¿Crees que puedes engañarme y salir impune? ¡Les has tendido una trampa!
Sponsor frunció el ceño.
-Vaya, parece que lo sabes.
-¡Has infringido todas las normas del Game juntas! ¿Qué hacías ayer a la noche? ¡Tienes prohibido entrar a Game City durante el juego! Por no hablar del tal Osdark… ¡Has ido demasiado lejos!
Sponsor estaba harto de fingir lealtad ante aquel vejestorio. Le había salvado la vida, protegido de los males tanto a él como a la familia Maggon… Y nunca le había dado las gracias. Siempre quejas, siempre quejas. “Haces mal el Game”, “No eres merecedor”…
Tenía poca paciencia, no era ningún secreto. Pero bien sabía Dios que había aguantado todo lo posible durante diez años a Creator.
-¿Sabes qué? Tienes razón. He infringido las normas. No tener contacto con el Game de ningún modo, no poner pruebas de masacre… No soy merecedor.
Creator se sorprendió ante las palabras de Sponsor. Se estaba rindiendo.
-Veo que lo comprendes.
-Sí, tienes razón; nunca llegaré a ser un Creator de este modo –Sponsor se volvió a sentar en su sillón-. ¿O tal vez sí? Cada vez que un nuevo Creator llega al puesto, las normas cambian. Él mismo las sentencia y no cambian hasta la siguiente generación. Ni él mismo puede romperlas, porque al hacerlo, su título cambiará al siguiente.
Creator observaba fijamente a Sponsor.
-Cómo adoraría ser Creator y tener toda esta isla en mi poder, ¿eh?
-Me temo que has ido demasiado lejos –señaló Creator-. Debo cancelar el Game y destituirte como Sponsor, pese a que financies este juego. Lo siento, Venom.
“Venom”. Hacía tiempo que no le llamaba así.
-Me temo que no estás en disposición de cancelarlo, viejo.
Creator le observó con algo de enfado.
-¿Qué insinúas?
-He mantenido los ojos cerrados tanto tiempo… -comenzó Sponsor, juntando sus manos sobre la mesa- Dime, ¿qué fue de mi hermana?
Creator abrió los ojos como platos.
-No hace falta que contestes. Lo sé bien. Se quedó contigo aquí, la alejaste de mí y de mi familia… Para que después te abandonara. ¡Y además, con un niño! ¡Así que tenía un sobrino, y nunca me dijiste nada! No sabes cómo me puse cuando descubrí que tenía un familiar en común contigo… Fue realmente… Interesante.
-Lo oculté por tu propio bien… -se defendió Creator. Sponsor negó con la cabeza.
-¿Mi propio bien? Pues por el propio bien de tu hijo no cancelarás el Game. Porque se encuentra aquí y ahora.
-¿Qué?
Sponsor sonrió, complacido.
-Si no quieres que el Player conocido como Sopho sufra daños –la puerta se abrió para dar paso a Bruto-, no cancelarás el Game.
-Cuánto tiempo, viejo –señaló Bruto.
Creator giró la silla para mirar directamente la cara del Killer. No llevaba la máscara, y reconoció su cara inmediatamente.
-¡Tú!
-He cuidado bien de tu niño durante diez años –contestó Bruto-. Y le he preparado para que crezca como yo.
-¡Bastardos! –gritó Creator. Había dejado la máquina de lado para hablar con su propia y débil voz- ¡Malditos! ¡Dejad en paz a mi hijo! ¡Venom, es tu propia sangre! ¡No puedes…!
-Puedo, y lo estoy haciendo –contestó Sponsor-. Decide bien lo que quieres: salvarlo o matarlo. Bruto, llévatelo.
-He dejado el cadáver de la chica a Asia –señaló él, agarrando la silla de ruedas. Sponsor sonrió.
-Excelente.
Informe Creator 1
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